MUNDO
El Vaticano reitera rechazo al matrimonio homosexual: “Dios no puede bendecir el pecado”
“No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios”
El Vaticano, la máxima instancia de la Iglesia Católica a nivel mundial reiteró su rechazo al matrimonio homosexual, pues “Dios no puede bendecir el pecado”, según un texto publicado este lunes 15 de marzo por el Cardenal Luis Ladaria.
La declaración se produce luego de un movimiento iniciado por algunos miembros más liberales que se había planteado la interrogante de si “¿la Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?”.
“En algunos ambientes eclesiales se están difundiendo proyectos y propuestas de bendiciones para uniones de personas del mismo sexo”, señala el texto oficial en referencia a algunos católicos alemanes que habían lanzado la interrogante.
Ante ese supuesto, la Iglesia Católica afirma que “no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.
A pesar de reconocer que en las relaciones de pareja de personas del mismo sexo existen “elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar” eso no es suficiente, pues “todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio de Dios”.
La declaración oficial continúa explicando que “ya que las bendiciones sobre personas están en relación con los sacramentos, la bendición de las uniones homosexuales no puede ser considerada lícita, en cuanto sería en cierto modo una imitación o una analogía con la bendición nupcial, invocada sobre el hombre y la mujer que se unen en el sacramento del Matrimonio”.
La Iglesia “invita a los hombres a alabar a Dios, los anima a pedir su protección, los exhorta a hacerse dignos, con la santidad de vida, de su misericordia”, por tanto, todos los fieles deben ser “coherentes con la naturaleza de los sacramentales, cuando se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas se necesita –más allá de la recta intención de aquellos que participan– que esté en función de los designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor”.
El texto recuerda las propias palabras del Papa Francisco, un hombre que si bien ha marcado su pontificado con ideas rejuvenecedoras para la Iglesia aun se resiste a cambios fundamentales dentro de la doctrina de la fe.
“No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”, dijo en su momento Francisco.