DEPORTES
Emilio Sabourín: la historia del pelotero patriota
Falleció, víctima de una pulmonía, el 5 de julio de 1897
La historia del habanero Emilio Sabourín del Villar está colmada de sucesos relacionados con el béisbol y el compromiso independentista que llegó a instaurarse en el país en la segunda mitad del siglo XIX.
El capitalino, nacido en el mismo año que el Apóstol, comenzó a ganar fama como jardinero izquierdo en los equipos de La Habana. Participó en el primer partido oficial que se celebró en el Palmar de Junco y después pasaría a actuar como manager-jugador de esos elencos en las primeras ediciones de los campeonatos oficiales celebrados en la Isla.
Se alzó con varias coronas entre finales de la década del 80 e inicios de la del noventa. Al gran rival, Alacranes del Almendares, no le quedó más remedio que permanecer a la sombra de los Leones.
En esa misma etapa no todo fue béisbol. Junto a un grupo de amigos, se dio a la tarea de acondicionar un solar en El Vedado (en las calles Línea y G, donde hoy está ubicado el Hospital Materno-Infantil América Arias) para dedicarlo a la práctica de ese deporte, pero la función de ese sitio no sería solo esa.
El país vivía un período de postguerra y los cubanos no se quedarían de brazos cruzados ante la derrota sufrida en la contienda de los Diez Años. En los partidos se comenzaron a recaudar fondos para comprar armas que luego serían utilizadas en la Guerra Necesaria. Siempre tuvo que enfrentar la oposición de las autoridades españolas. Estas siempre sospecharon que los juegos de pelota eran hervideros para planificar complots.
Allí se reunían, entre otras, las principales figuras de la disciplina de las bolas y los strikes en la época. En ese terreno vieron acción Alfredo Arango, Leopoldo y Pedro Matos, Ricardo Cabaleiro, Carlos Maciá, José Dolores, Manuel Amiela, Agustín Molina (Tinti), Valdemar Scheweyer y otros, que luego formarían parte del Ejército Libertador, dispuestos a dar su vida por ver a la patria libre y soberana.
La noticia llegó hasta el territorio de Cayo Hueso, lugar donde había un fuerte movimiento de cubanos emigrados afines a la causa independentista. Allí crearon el Club Cuba y el objetivo era el mismo: obtener dinero para la situación que se avecinaba.
Todo iba y según lo planeado, hasta que fue apresado el 15 de diciembre de 1895, bajo el cargo de conspiración. Fue encarcelado en La Cabaña y luego lo deportaron a Ceuta, donde compartió prisión con el intelectual matancero Juan Gualberto Gómez. De Sabourín, dijo el periodista cubano: “era un hombre de alma sana, de carácter jovial, inclinado a la dulzura de la vida, pero al mismo tiempo muy capaz de echar sobre sus hombros los más graves, sanos y austeros deberes de la existencia; y más que todo, me dejó el convencimiento de que había amado entrañablemente, y casi por igual, estas tres cosas; el Base-Ball, la Familia y la Patria”.
Falleció, víctima de una pulmonía, el 5 de julio de 1897. En el lugar donde estuvo el terreno de béisbol hay un monumento en su honor. Fue inaugurado en la década del 50 del siglo pasado, cuando se cumplieron cien años de su natalicio.