El primero de octubre de 2017, cuando miles de personas disfrutaban de un concierto al aire libre en una plaza de la ciudad de Las Vegas, un francotirador apostado en las alturas de un edificio cercano comenzó a disparar a la muchedumbre.
Se trataba de Stephen Paddock, quien esparció una lluvia de balas hasta matar a casi 60 personas y herir a otras 800. Las víctimas disfrutaban del festival de música country, por lo que en un principio no se percataron de lo que estaba sucediendo, todo era muy confuso, la agresión duró diez eternos minutos.
El atacante había reservado una habitación en el hotel Luxor, y hasta allí llegó con 23 poderosos rifles de asalto sin que nadie se diera cuenta. Finalmente fue abatido por agentes del orden en su misma habitación del hotel.
Según el reporte que entregaron días más tarde, la policía de Las Vegas contabilizó 1057 balas empleadas. Además concluyeron que el asesino, de 64 años, planificó con antelación la masacre.
A un año de tan lamentable suceso se le rinde en EEUU un sentido homenaje a las víctimas con muestras de apoyo a sus familiares cercanos.
No vale preguntar por qué pasan estas desgracias. Simplemente pasan por el deficiente control sobre las armas y por el lucrativo y próspero negocio de venderlas.Es vergonzoso!!!!!.
Marisol
2 octubre, 2018 at 8:03 am
No vale preguntar por qué pasan estas desgracias. Simplemente pasan por el deficiente control sobre las armas y por el lucrativo y próspero negocio de venderlas.Es vergonzoso!!!!!.
Marisol
2 octubre, 2018 at 7:57 am
Lo siento tanto que pienso que no hay justificación para seguir fabricando ni vendiendo armas.