Falleció el actor cubano Iván Francisco Colás Costa

El actor podría haber sufrido complicaciones por COVID-19. (Foto: Agencia ACTUAR-Facebook)

El actor cubano Iván Francisco Colás Costa falleció el pasado 31 de agosto, según informó en sus redes sociales la Agencia Actuar.

“Su muerte fue a causa de complicaciones cardíacas que terminaron en un paro respiratorio”, aseguró Angelina Colás, hermana de la víctima. El cadáver fue sepultado en el cementerio de la provincia de Guantánamo, donde residía junto a su familia.

No obstante, en el artículo “Iván Colás: mi deuda de ingratitud”, publicado por Ana Margarita González en el periódico Trabajadores se lee que el artista “perdió la batalla contra la COVID-19”.

Iván Francisco Colás Costa, Premio ACTUAR por la Obra de la Vida, falleció a los 75 años de edad. De esta manera, la cultura pierde a otra de sus figuras en el mismo año que ha visto partir a grandes como el músico Adalberto Álvarez.

El actor es conocido por el público cubano por su participación en filmes como “El hombre de Maisinicú” (1972) y “Frutas en el café” (2003). Con este último ganó el primer premio en el Festival Internacional de Cine de Gibara.

“Su prolífera obra artística, nutrida de su talento para encarnar a espadachines, pistoleros, militares norteamericanos, galanes, y otros roles en la radio, la televisión, el cine y el teatro lo inmortalizan”, se lee en el citado medio prensa.

“Inolvidable actor. Dios lo tenga en la Gloria. Mis más sentidas condolencias para su familia, admiradores y colegas”, comentó en el post de la Agencia Actuar, la locutora Norma Insua Betancourt.

Colás Costa nació en Caimanera en 1946. Se graduó en la Escuela Provincial de Arte de Oriente y en 1964 inició su carrera en el teatro, para luego incursionar en la radio y televisión de la Isla. En las décadas del 60 y 70 hizo papeles protagónicos en programas radiales y televisivos.

El actor era un gran admirador de Elvis Presley. “Además de llevarlo infinidad de veces a las tablas, realizó una de las investigaciones más placenteras de su vida”.

Gustaba de la historia. “Era un acucioso investigador. Un día presencié un pareo (careo) entre él y otro gran amigo historiador fallecido: Andrés Castillo Bernal. Sentados en la sala de mi casa discutían apasionadamente, se quitaban o se daban la razón sobre algún asunto histórico, pero apetecía verlos, animarlos y hasta lanzarle alguna cosquilla para inclinar la discusión a favor de uno o de otro”.