Funcionarios critican el alza de precios en los alimentos, pero el Estado abarca el 42% de las ventas

Mientras los funcionarios cubanos lanzan una cacería de brujas contra el sector privados que sube los precios de los alimentos para hacer frente al “ordenamiento monetario”, el Estado cubano responsable del 42% de las ventas agropecuarias en el país sube los precios topados que alguna vez se autoimpuso.

Según el economista cubano Pedro Monreal, la imposición de un precio es un tema que ha quedado bien definido a lo largo de la historia “desde Aristóteles”, y el fenómeno no es más que “la explicación del comportamiento humano en cuanto a mercados y precios” que se basa en “el valor-trabajo, no en el punto de vista moral de alguien”.

Los mercados de oferta y demanda solo acaparan un pequeño porcentaje de las ventas agropecuarias en Cuba. (Foto: Periódico Cubano)

El alto precio de los productos alimenticios en Cuba no se explica por una falta de moralidad de esos que forman la cadena de producción y distribución, desde el campesino que trabaja la tierra hasta el carretillero que acerca el alimento barrio adentro, son simplemente el resultado de la falta de oferta que genera un sistema de agricultura que no produce suficiente.

Monreal apunta en su muro de Facebook que “la reciente mescolanza de adjetivos sobre los altos precios -exagerados, abusivos, especulativos, alcistas, adulterados- hacen un flaco favor a la identificación de la causa raigal del fenómeno y por tanto de su solución: la superación del déficit de oferta de alimentos”.

Sin dudas, los precios excesivos son una preocupación en muchos países, pero generalmente en el marco de los mercados monopólicos donde grandes empresas suprimen la competencia e imponen precios que afectan el bienestar de los consumidores.

El catedrático cubano graduado de economía por la Universidad de La Habana, señala que “en el caso de Cuba los altos precios que dominan la conversación no son los precios de monopolio de grandes empresas, sino los precios en mercados marginales. Los mercados agropecuarios de oferta y demanda representan 9,6% de las ventas y TCP carretilleros el 13,5%”.

Para entender el problema basta comprender que si “los principales mercados agropecuarios -los estatales que concentran 42,2% de las ventas- tuviesen una oferta estable, predominarían sus menores precios y no tendría sentido el actual bullicio sobre los altos precios agropecuarios”.

Por lo tanto, el principal responsable es el propio gobierno que bajo su sistema centralizado no produce ni tampoco deja producir a los campesinos que si son eficientes.

Monreal concluye su reflexión al afirmar que “cuando la ‘preocupación’ se concentra en los precios de mercados agropecuarios marginales -de oferta y demanda, y carretilleros/ TCP- se desvía la atención del plano sustantivo de la economía y se desplaza hacia la estigmatización de los ‘sospechosos habituales’”.