HUMOR Y SÁTIRA
Humoristas que se van y una Cuba que pierde sus ganas de reír
Exiliados por diversas causas, los intérpretes de personajes como Ruperto Marchatrás (Omar Franco) y Facundo Correcto viven hoy en Estados Unidos
En medio del caótico panorama que vive Cuba, cada vez son más los artistas que apuestan por encontrar un mejor futuro lejos de la Isla. En la inmensa lista del éxodo de talentos, se pueden leer también los nombres de no poco humoristas.
Y es que, en los últimos años, el régimen ha articulado todo un mecanismo macabro para que nadie, ni siquiera en broma, pueda criticar o enjuiciar su desastrosa gestión.
Programas tan populares como Deja que yo te cuente y Vivir del Cuento, perdieron prácticamente la totalidad de su plantilla, después que casi todos los actores y actrices participantes se fueran de Cuba de una u otra forma.
Exiliados por diversas causas, los intérpretes de personajes como El Bacán (Nelson Gudín), Ruperto Marchatrás (Omar Franco) y Facundo Correcto (Andy Vázquez), entre tantos otros, viven hoy en Estados Unidos.
A muchos, como Andy Vázquez, los expulsaron directamente de la televisión, mientras que otros como Gudín, un actor de una versatilidad impresionante, fueron condenados al ostracismo.
Lo cierto es que todos, y cada uno, se ha visto ante la difícil situación de dejar la fama y una carrera consagrada en su país, para empezar de cero, porque en su tierra natal se les coaccionó hasta la asfixia intelectual.
Pero nada de esto es nuevo. Si se lo hicieron a una figura amada y respetada del pueblo como lo fue Guillermo Álvarez Guedes, ¿qué más se puede esperar?
Y la lista es mucho más larga, Geonel Martín (Gustavito), Conrado Cowgley (Boncó), Gelliset Valdés y Yrelin Pérez, Alexis Valdés por solo mencionar algunos nombres.
En el año 2014 el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) sacaba a la luz la tristemente célebre Resolución 125. La misma impide, de manera legal, que se hagan críticas sobre el proceso revolucionario o sus líderes y que se puedan considerar denigrantes por parte de sus censores.
Una cacería de brujas en toda regla, donde únicamente se pueden hacer chistes de los yanquis y sus maldades y nunca de los dirigentes obesos que les piden a sus secretarias “un juguito”, como Lindoro Incapaz, director de empresa.
Y es que fue precisamente este personaje interpretado por Rewel Remedios en el popular Deja Que yo te cuente, una de las excusas que llevó a la aparición de la Resolución 125.
En este programa, con una de las audiencias más grandes de todos los tiempos en Cuba, personajes como el profesor Mente Pollo de Carlos Gonzalvo o la Flor de Anís de Nelson, decían en horario estelar lo que a un país entero se le quedaba atorado en la garganta.
Algunos permanecen allí haciendo lo que pueden o, mejor dicho, lo que les dejan hacer. Otros se han visto casi arrastrados hacia lares donde, muchas veces, no tienen el reconocimiento que merecen, pero al menos son libres.
Siempre se ha dicho que el cubano se ríe de sus desgracias. ¿Será que llegará el día en que ya no haya quien haga reír en Cuba, y sea solo un país de máscaras cansadas y payasos sin circo?