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Insólito: Rusia reconoce el uso de armas hipersónicas en la guerra contra Ucrania
En la actualidad no existen sistemas de defensa antimisiles para las armas hipersónicas
El Ministerio de Defensa de Rusia reconoció el uso de misiles hipersónicos en la guerra contra Ucrania, algo inédito en la historia del desarrollo armamentístico de la humanidad.
De acuerdo con el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, el mayor general Igor Konashenkov, los misiles crucero fueron disparados desde barcos de guerra rusos, sobrevolaron el espacio aéreo de Crimea e impactaron contra un depósito de combustible ucraniano en Kostiantynivka, cerca del puerto de Mykolaiv en el Mar Negro.
Un arma hipersónica es capaz de viajar entre cinco a diez veces más rápido que la velocidad del sonido, es decir, por encima de los 1,220 kilómetros por hora al nivel del mar. Además, su alcance estimado es de 2.000 kilómetros.
Además, la tecnología empleada por los rusos hace posible que el misil hipersónico pueda ser manipulado antes de alcanzar su objetivo, por lo cual no siguen un simple recorrido libre desde que es lanzado.
Estas características permite que sean prácticamente imposibles de detectar por los sistemas tradicionales de defensa antiaérea, por lo cual las zonas bajo ataque quedan desprotegidas.
Según reportes de diversas oficinas de inteligencia a nivel mundial, además de Rusia, solo Estados Unidos y China cuentan con las capacidades más avanzadas en la construcción de armas hipersónicas. Por ejemplo, desde el 2021 el gobierno chino anunció que probó con éxito por primera vez el Starry Sky-2, un dispositivo que voló, según las autoridades de Pekín, a 7.344 kilómetros por hora.
EEUU ha buscado activamente el desarrollo de armas hipersónicas (armas de maniobra que vuelan a velocidades de al menos Mach 5) como parte de su programa convencional Prompt Global Strike desde principios de la década de 2000.
Sin embargo, sus intenciones están llenas de desafíos tecnológicos. Los tipos de materiales con los que se construye el misil tienen que ser resistentes a las temperaturas extremas que se producen cuando el proyectil viaja a tan altas velocidades y rompe las moléculas contenidas en el aire, generando fricción y en consecuencia un gran calor.
Otros países que están invirtiendo en este tipo de tecnología son India, Japón, Australia, Francia, Alemania y Corea del Norte.