La “explosiva” presentación de Enrico Caruso en La Habana

Caruso se hospedó en el Hotel Sevilla en La Habana durante su visita a Cuba en 1920. El Hotel Sevilla, conocido por su arquitectura impresionante y su historia rica, era uno de los lugares más lujosos en esa época. (Captura de pantalla © Online Tours – YouTube)10

Sí, así como lo lee: Enrico Caruso, uno de los más importantes tenores de la historia, llegó a La Habana para ofrecer un espectáculo sin precedentes en el país, pero su estancia trascendió las páginas culturales y no acabó de la forma que él mismo hubiera querido. Conozca, con nosotros, esta historia que bien pudiera parecer una parodia, pero no. Todo fue real.

Resulta que, durante los primeros años del siglo XX, la capital cubana tuvo una vida bastante animada y dinámica, que regalaba a sus habitantes excelentes momentos para el ocio y el entretenimiento. Muchas compañías teatrales foráneas llegaban hasta la ciudad a mostrar su arte y que ello sirviera como termómetro para luego intentar conquistar otros escenarios del continente.

En medio de ese auge de alta cultura, 1920 fue el año en que el napolitano Enrico Caruso (1873-1921) llegara a territorio cubano para actuar acompañado de otras figuras como Gabriela Bensanzoni, Flora Perini, José Mardones, María Luisa Escobar, María Barrientos y Ricardo Stracciari.

Caruso se hospedó en el Hotel Sevilla en La Habana durante su visita a Cuba en 1920. El Hotel Sevilla, conocido por su arquitectura impresionante y su historia rica, era uno de los lugares más lujosos en esa época. Su estancia en este hotel es bien recordada como parte de la historia cultural de Cuba.

El célebre artista italiano vería actividad en diez funciones y cobraría diez mil dólares por cada una de ellas. Jamás facturaría tanto en su carrera (la cifra constituyó un récord hasta la década del setenta), que acabaría pronto, pues moriría al año siguiente a causa de una pleuresía.

A pesar del apogeo en cuanto a espectáculos, la vida social y económica del país no era la más favorable en aquel entonces: había comenzado el período de las “vacas flacas” y la nación estaba sumida en una crisis financiera que afectaría a todos los sectores. Varias huelgas tuvieron lugar; en algunas de ellas hubo elementos explosivos. Lo anterior pudiera parecer una divagación innecesaria, pero luego usted verá que no lo es.

Asistir a la presentación de Caruso era todo un lujo: la luneta costaba 25 pesos. Quienes la revendían, en las afueras, llegaban a pedir hasta 60 por ella. Este precio no gustó a muchos de los habaneros que sufrían las angustias de la crisis y, entonces, decidieron pasar a la acción. En señal de clara protesta, colocaron una bomba en el Teatro Nacional y el tenor puso pies en polvorosa.

¿Quién estuvo detrás del suceso? Hay dos teorías al respecto. En la primera, se dice que fueron unos anarquistas que solicitaban una mejora en los salarios de los trabajadores de aquella institución teatral. Los que sostienen esa hipótesis aseguran que el dispositivo fue puesto en los baños. En cambio, otro argumento explica que fueron, simplemente, personas molestas con el contexto económico quienes lanzaron el petardo al lugar donde tocaba la orquesta.

El célebre artista italiano realizaría diez funciones y cobraría diez mil dólares por cada una de ellas. (Foto incrustada con HTML © Chickering, Boston – Wikipedia)

Años después se conocería que el artefacto lo colocó un joven que vendía periódicos y al que los anarquistas ofrecieron un dinero por la misión ¿Su nombre? Luis Pérez Espinós. Luego se convertiría en Ministro de Educación durante el gobierno del presidente Grau y más tarde sería contendiente a la presidencia del país en 1948.

Cuando se escuchó el estallido, Caruso, quien interpretaba el papel de Radamés en la puesta en escena de la ópera “Aida”, vestía una sui géneris túnica de color oscuro con fragmentos en verde; algo, verdaderamente, poco tradicional para la época, pero recuerden que se trataba de una obra de teatro.

El tenor salió por detrás del teatro y echó a correr a media tarde por la calle San Rafael. En su huida lo interceptó un policía, quien, al verlo “disfrazado de mujer”, lo detuvo y lo llevó hacia una estación. El embajador italiano en Cuba tuvo que mediar para que liberasen al artista.