Del Che Guevara se mintió hasta en la fecha de su muerte

La Revolución cubana lo vendió como estratega militar, economista brillante, hombre de familia y “mascota de peluche” de la lucha contra injusticia social. (Captura de pantalla © Guimo Brando – YouTube)

Durante décadas el 8 de octubre ha sido ampliamente aceptado como el día en que Ernesto Guevara de la Serna perdió la vida en Bolivia. Las versiones oficiales por conveniencia siempre han conmemorado que el Che fue capturado y ejecutado el mismo día.

El Gobierno cubano, en su apuro por incluir otro mártir en su lista, fue de los primeros en hacer correr la noticia de su muerte y de recurrir a incontables recursos con tal de recuperar el cadáver y las pertenencias de uno de sus “mártires” más reconocidos.

Las investigaciones históricas sobre la guerrilla de Ñancahuazú y sobre todo, las declaraciones de los testigos, revelaron años después un escenario diferente. Según los testimonios recopilados y los documentos desclasificados, el Che, que había llegado a Bolivia en 1966, fue sorprendido por el ejército en la Quebrada del Yuro el 8 de octubre de 1967, donde luego de un combate de tres horas y dividir sus tropas, resultó herido en una pierna y capturado con vida junto a Simeón “Willy” Cuba Sanabria, un sindicalista boliviano.

Rene Martínez Tamayo, Orlando Pantoja y Aniceto Reinaga murieron en el combate; Alberto Fernández Montes de Oca fue herido y falleció al día siguiente, y Juan Pablo Chang (apodado el Chino) fue capturado ese mismo día. Cuatro guerrilleros más del grupo del Che fueron perseguidos y murieron en el combate de Cajones: Octavio de la Concepción de la Pedraja (Moro), Francisco Huanca (Pablo), Lucio Garvan (Eustaquio) y Jaime Arana (Chapaco).

Mientras que el otro grupo de guerrilleros que avanzaban en la vanguardia eran perseguidos y lograban dar caza a Julio Méndez Korne (Ñato). Tan solo lograrían huir de Bolivia con vida y llegar a Chile los cubanos Harry Villegas (Pombo), Dariel Alarcón (Benigno) y Leonardo Tamayo (Urbano), junto a los bolivianos Inti Peredo y David Adriazola (Darío),

Luego del combate de la Quebrada del Yuro, el Che fue llevado a la escuela de la Higuera, donde fue fusilado el 9 de octubre, y no el 8 como conmemora el régimen cubano. (Foto incrustada con HTML © Wikipedia – Web)

El Che y Willy fueron trasladados a la escuela de la Higuera y recluidos en distintas aulas hasta el día siguiente, cuando también trajeron al Chino. Fue entonces cuando, el 9 de octubre, el gobierno boliviano informó sobre el fallecimiento de Ernesto Guevara en el combate de la Quebrada del Yuro, ocurrido el día anterior.

Al mismo tiempo, el coronel Joaquín Zenteno Anaya y el agente cubano-americano de la CIA, Félix Ismael Rodríguez, llegaron simultáneamente a la Higuera. Poco después del mediodía, el presidente Barrientos emitió la orden de ejecutar al Che Guevara.

Aunque existen dudas y relatos contradictorios sobre el grado de respaldo que esta decisión recibió de parte de los Estados Unidos, lo que sí está claro y documentado en el informe secreto de Rodríguez, es que la CIA estaba presente en el lugar.

Rodríguez recibió y transmitió la orden de ejecución a los oficiales bolivianos y en especial al sargento Terán, además de comunicar a Guevara la decisión de su ajusticiamiento. Antes de llevar a cabo el fusilamiento, Rodríguez interrogó al Che durante algunos minutos y lo sacó de la sala para tomarle varias fotografías, las últimas en las que aparece con vida.

La muerte de Guevara, según el informe de Rodríguez, ocurrió oficialmente el 9 de octubre de 1967 a la 1:10 p.m. (Foto incrustada con HTML © Wikipedia – Web)

Primero fueron fusilados Simeón Cuba y Juan Pablo Chang. La muerte de Guevara, según el informe de Rodríguez, ocurrió oficialmente el 9 de octubre de 1967 a la 1:10 p.m., después de que Terán pidiese un fusil y entrara a la habitación para rematarle con dos ráfagas de manera tal, que pareciese muerto en combate.

Moría sin juicio y asesinado, de la misma manera que asesinó cuando estuvo a cargo de la Fortaleza de la Cabaña en La Habana. Su cuerpo sería trasladado a Vallegrande en helicóptero, donde fue embalsamado y amputadas las manos al cadáver para conservarlas como pruebas de su muerte.

Así se daba origen a la leyenda del “Guerrillero Heroico”, que Fidel y su revolución vendieron falsamente como estratega militar, economista brillante, hombre de familia y sinónimo de la lucha por la justicia social. De su vida, más allá de su ímpetu y la energía aventurera, difícilmente quedé algo que alabar.