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Lis Cuesta, «ser o no ser» primera dama

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Lis Cuesta, «ser o no ser» primera dama

La primera vez, en varias décadas, que los cubanos escuchan la expresión en referencia a la esposa de un mandatario cubano, sin embargo, adaptarse no esta siendo tan fácil

El actual presidente cubano Miguel Díaz-Canel caminó por la pasarela que le tendieron a su recibimiento en el aeropuerto de Caracas, Venezuela. Como es habitual en visitas oficiales de un mandatario, tal como instituye la diplomacia política, la bienvenida va acompañada de un respectivo séquito de funcionarios, escoltas y el anfitrión. El nuevo presidente cubano fue de traje y corbata, no vestido de militar (porque no lo es) y a su lado una presencia femenina que a todas luces ya se sabe es su esposa.

La salida de Raul Castro del poder ha figurado en cierta medida una imagen, aunque media nebulosa, de cambio; o quizás es lo que pretenden hacer creer. El papel de Lis Cuesta como primera dama entra en esa diminuta lista. Por primera vez en 60 años de gobierno absoluto en la isla se ha visto públicamente una posición tal. Sin embargo, el título de la mujer está siendo víctima de la ambigüedad de la prensa cubana, dígase también de las concepciones políticas de quienes tienen a la isla tomada por el mango del sartén.

Ha sido muy difícil pasar desapercibido la posición de Cuesta junto a su esposo, el nuevo presidente de Cuba, durante la primera visita oficial de este a Venezuela, luego de que asumiera el mandato el pasado 19 de abril. Los medios cubanos, como siempre, solapando lo evidente, y jugando a no llamar las cosas por su nombre, han reflejado a la señora casi como un objeto figurativo que posa al lado de su cónyugue.

Sin embargo los lectores, específicamente los del sitio Cubadebate, se han detenido a comentar y referir sus observaciones sobre el asunto.

«La que lo acompaña es su esposa… no una estatua o un búcaro… merece ser reconocida oficialmente», comentó un lector identificado como Rigo.

A modo de aplacar la polémica el medio identificó a Cuesta como «esposa» del gobernante en una de las  fotos publicadas sobre el viaje oficial de la pareja. No obstante, periódicos como Granma y Juventud Rebelde, continuaron eludieron el tema.

La prensa por su parte hace lo suyo, pero hay que ver también lo que piensa una parte de la sociedad, que ahora le resulta nuevo lidiar con una imagen política aparentemente diferente.

«Desde que triunfó la Revolución ese título por así decirlo nobiliario se borró de nuestra constitución y sigo abogando porque así sea», escribió un lector del sitio digital estatal Cubadebate identificado como Luis Enrique, indignado porque en la televisión estatal una periodista había osado llamar a Cuesta «primera dama», en un reporte sobre la visita a Cuba del gobernante venezolano Nicolás Maduro y la «primera combatiente», Cilia Flores, en abril.

«Fidel jamás nos enseñó esto, muchos conocimos a su esposa la compañera Dalia [Soto del Valle] después de enfermar este, jamás la presentó en actos públicos ni [en] eventos oficiales», añadió el mismo lector.

Las posturas con respecto al tema varían. La prensa tiene en sus manos construir una imagen, pero si ni siquiera el propio presidente ha mencionado el estatus de su esposa, entonces que se puede esperar para un sistema que está totalmente regido por el partido y el gobierno.

Lo que sí queda claro es que ningún paso en función de proyectar una idea de cambio es en vano. La aparición de Lis Cuesta junto a Miguel Díaz-Canel, no solo ahora que es el mandatario de Cuba, sino desde antes, es una pura estrategia para intentar mostrar un lado más suave del liderazgo,  una idea de familia y unión, cosa que esta rota en la sociedad cubana, mientras que nada se ha transformado realmente.

 

Con información de El Nuevo Herald

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1 Comentario

1 Comment

  1. Hera

    4 junio, 2018 - 4:01 AM at 4:01 AM

    Pa qué buscarle la 5ta pata al gato?
    Ser la esposa de un presidente no es ningún merito.
    Que la prensa le llame como quiera.

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