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Marco Velázquez Cristo y el desenfoque de la invasión a Ucrania
Putin es el presidente en funciones más belicista con el que cuenta el mundo actual
Se ha vuelto costumbre dentro de la prensa cubana, publicar contenido de opinión donde con superficial y escaso análisis se intenta opacar el papel de liderazgo mundial que ejercen los Estados Unidos (EEUU).
Marco Velázquez Cristo, desde Razones de Cuba, emplea el viejo método oficial de rebuscar en la historia sucesos que sirvan para culpar al vecino del norte y de paso justificar el fracaso del socialismo.
En su artículo, EEUU y aliados: Asesinos en serie disfrazados de humanistas, utiliza el gastado estilo de lanzar ráfagas de cifras históricas que puedan justificar la invasión a Ucrania ordenada por Vladímir Putin, mientras desenfoca la agresión rusa para mostrar como culpable a los EEUU.
Vladímir Putin: el presidente en funciones que más guerras ha desatado
Velázquez Cristo cita un listado publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex) de 33 países bombardeados por EEUU desde el año 1945 hasta el 2016, pero no se molesta en mencionar ni un solo programa de reconstrucción implementado: como el Plan Marshall de 20.000 millones de dólares para la recuperación de la devastada Europa Occidental luego de la Segunda Guerra Mundial.
Desde la perspectiva de Velázquez Cristo, los EEUU únicamente demuelen y no construyen, consumen y no reciclan, talan bosques y no resiembran. Es el clásico ejemplo del ciego que no quiere ver o que solamente ve, la parte que le conviene: aquella en la que se culpa a EEUU de todos los males.
Por otro lado, ni el Minrex ni el periodista oficialista, se molestan en contabilizar los conflictos desatados o en los que ha participado el presidente de Rusia:
- La guerra brutal de Chechenia, 1999
- Invasión de Rusia a Osetia del Sur, 2008
- La invasión de Crimea, 2014
- Los ataques a Siria, 2015
- La invasión de Ucrania, 2022
Según los números, Putin ha desatado hasta el momento cinco conflictos armados de gran envergadura, casi el doble si se compara con el promedio de 2.75 conflictos que en promedio tendría cada uno de los doce presidentes que ha llegado a la Casa Blanca desde 1945 hasta 2016.
Por sus magnitudes, costes en vidas humanas y materiales, Putin es el presidente en funciones más belicista con el que cuenta el mundo actual. Ningún otro mandatario está a su altura.
No hay que ir hasta Rusia, Fidel también era un belicista empedernido
De la misma manera, Marco Velázquez Cristo omite la docena de países que infestó Fidel Castro con guerrillas entrenadas en suelo cubano.
Sin profundizar en la historia, se pueden mencionar los casos Panamá, Haití, República Dominicana, Nicaragua, Venezuela, El Salvador, Granada, Guatemala, Colombia, Brasil, Argentina y la más clásica de todas: Bolivia, tumba de Ernesto “Che” Guevara.
Oficialmente, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) reconocen cinco intervenciones militares de Cuba en el extranjero: Argelia, Siria, Congo, Angola y Etiopía. Fuera de esto, es imposible dejar de mencionar otros casos de “asesoramiento militar” como es el caso de Vietnam o Venezuela.
Castro se puede adjudicar muy superficialmente conflictos bélicos en al menos 18 países, superando con creces tanto a Putin como a los presidentes de los EEUU. Un número bastante alto si se tiene en cuenta el tamaño de la Isla y su potencial económico-político y militar. Es obvio que sin el apoyo logístico y financiero que en su momento le brindó Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no lo hubiese logrado.
EEUU corrige sus errores
Es común en la prensa oficial de Cuba, recurrir a las injusticias sociales que se cometieron con los nativos americanos y a los pasajes del macartismo.
La lógica de Velázquez Cristo no le permite aceptar que, al igual que cualquier otro país del mundo, los EEUU tienen un pasado lleno de horrores e injusticias humanas. A este fatalismo histórico no escapa, como decía mi abuelo, “ni la Santa Sede del Vaticano”.
A pesar de los problemas, los EEUU lograron con innegable éxito la fusión de seis grandes grupos étnicos: blancos, nativos americanos y nativos de Alaska, asiáticos, afroamericanos, nativos del Pacífico y las personas de dos o más razas. Como resultado se obtuvo una sólida nación fragmentada en 50 estados, pero que piensa y actúa como un solo país.
El tormento de las minorías étnicas americanas, ha sido reflejado de la manera más cruda y real posible en los libros y películas de historia. Pero en ellos también se aclara como algunos políticos enfrentaron a esos conflictos y corrigieron en la medida de lo posible cada injusticia.
Las rectificaciones abarcan desde el reconocimiento de los pueblos nativos hasta el movimiento de Derechos Civiles de Martin Luther King Jr. y su lucha contra la segregación, la discriminación y la privación de derechos.
En otros aspectos más actuales como el aborto, la pena de muerte y las comunidades LGTB; se mantiene un debate abierto con un constante ir y venir de nuevas legislaciones que tarde o temprano se implementarán en consenso de manera similar a los conflictos del XIX y XX.
La URSS y 70 años de adoctrinamiento
A diferencia de los EEUU, los bolcheviques construyeron su gobierno sobre los restos de un imperio zarista atrasado y culturalmente más diverso que las originales 13 colonias. La URSS, que nació convenientemente y en parte por la fuerza en 1922; fue hija de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y alguna región más que no viene al caso.
Más de 70 años de adoctrinamiento y comunismo no pudieron convencer a un ucraniano de que era tan soviético como un ruso de Vladivostok. Las repúblicas, comunidades y culturas que fueron conformando la URSS, jamás se entendieron entre sí como lo hicieron los Estados Unidos de América después de la Guerra Civil.
Los problemas económicos, políticos y culturales terminaron disolviendo en 1990 una URSS tan ruinosa como el imperio de los Romanov sobre el que se creó.
El socialismo nunca fue una solución, ni tan siquiera una opción para los pueblos que “fundaron” la URSS; fue una obligación y en consecuencia un problema que todavía es centro de atención.