Una parte de los médicos cubanos en Brasil se resisten a regresar a la isla

Ante la decisión del gobierno cubano de poner fin a su participación en el programa “Más Médicos” en Brasil, varios galenos valoran la idea de no regresar a la isla, porque tienen una mejor vida y más beneficios por ejercer su trabajo en el país sudamericano.

Cuba canceló la misión y está retirando a su personal de Salud, pues el recién electo como presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, calificó al gobierno del país caribeño como una dictadura, y propuso nuevas medidas laborales en dicha misión, algunas enfocadas a mejorar el salario de los médicos.

El futuro mandatario, que tomará el poder el próximo primero de enero, quiere modificar el programa porque asegura que los médicos cubanos reciben solo el 30 por ciento de sus salarios y el resto va a las arcas del gobierno de su país.

Uno de los que no quiere regresar es Raymond García, de 32 años, quien manifestó a la prensa su firmeza en no volver a Cuba porque, a pesar de la educación y salud gratuita, considera que allá la vida está muy limitada en varios sentidos y no quiere castigar a su esposa e hijo con la pobreza.

Raymond, según señala el Nuevo Herald, también comentó que al terminar su formación de médico en La Habana se enteró que podía trabajar participando en misiones humanitarias en Venezuela, Angola y Brasil, escogió a este último porque era la opción mejor pagaba, unos 2900 reales equivalentes a 760 dólares, a diferencia de los 10 dólares que ganaba en Cuba haciendo guardias médicas los siete días a la semana.

“Aquí en Brasil conocí a Karina, mi esposa, y hace cinco meses me convertí en padre. Desde que llegué he atendido a gente muy humilde que nunca en su vida había ido al médico, esto me ha ayudado a querer al pueblo brasileño”, afirma García, quien desde 2016 hasta hace seis días laboró en Marajó, una isla de difícil acceso dentro de la Amazonía brasileña.

Como él ocho mil 300 cubanos, casi la mitad de todo el personal que conforma “Más Médicos”, brindaban cobertura de salud a parte de la población brasileña más vulnerable que no tiene las posibilidades de recibir una atención médica primaria, porque viven en comunidades muy alejadas o complicadas de llegar.

El Ministerio de Salud Brasileño tienen en número que gracias a ese programa un total de 113 millones de pacientes reciben atención profesional de salud en zonas de bajos recursos e inhóspitas.

Desde el jueves salieron hacia La Habana los primeros grupos de médicos, la Organización Panamericana de Salud asegura que el traslado concluirá el 12 de diciembre, pero como varios tienen la intención de quedarse, cerca de la mitad asegura el equipo de Bolsonaro, el presidente electo de Brasil ha considerado la posibilidad de otorgarles asilo y validar su título para que puedan continuar laborando.

Antes de que inicien los problemas entre el gobierno caribeño y la futura administración brasileña, Alioski Ramírez, de 36 años y oriundo de Moa, una ciudad montañosa en la provincia de Holguín, ya había decidido no volver, porque en la isla iba a ser suspendido y nunca iba a poder ejercer la medicina.

Lo anterior es porque el gobierno cubano pidió su regreso inmediato ante la sospecha que había entrado en la justicia brasileña para ejercer la medicina de forma independiente.

“Me amenazaron de ya no poder trabajar nunca más la medicina y como soy un profesional formado, no quería regresar para cortar cañas de azúcar. Ellos me simplificaron las cosas. Decidí quedarme”, cuenta Ramírez, quien por el momento no puede laboral, pero tiene la confianza de volver hacerlo muy pronto en Brasil.

Señaló que muchos cubanos están dispuestos a honrar la palabra del gobierno y seguir ayudando a los brasileños que más lo necesitan, a pesar de la xenofobia que aún sufren los galenos que llegaron a Brasil a través de la misión, porque médicos locales sienten amenazados sus puestos de trabajo.

“Como ser humano acá aprendí a vivir con libertad, lo que no podemos disfrutar en Cuba”, asegura desde Valparaíso, estado de Goiás, en el centro de Brasil.

Para evitar que la salida de cubanos tenga un impacto negativo en la salud de las personas que viven en las poblaciones atendidas por ellos, el gobierno avanzó rápidamente en un llamado a cubrir las vacantes abiertas.

Con Información de El Nuevo Herald