Peloteros cubanos en el extranjero que sean “positivos” podrán integrar el equipo al Clásico Mundial

Otros temas analizados entre funcionarios cubanos fue la eliminación del requisito de repatriarse para defender el uniforme de un territorio, conjunto de la Liga Élite o el país. (Captura de Pantalla: Bola Viva-YouTube)

Los peloteros cubanos que viven y juegan en el extranjero serán llamados a integrar el equipo Cuba que se conformará para asistir al venidero Clásico Mundial de Béisbol, pero antes deben demostrar su actitud “positiva hacia nuestra bandera y la nación”, declaró el Comisionado Nacional de la disciplina, Juan Reinaldo Pérez Pardo.

El directivo aseguró desde Holguín, donde chequea los aspectos finales para el inicio de la primera Liga Élite, que la intención del Gobierno es armar una nómina competitiva para el máximo evento de las bolas y los strikes a nivel mundial, que se celebrará en marzo próximo.

“Se convocarán también atletas sin vínculo con la Federación (contratados a título personal) y que no hayan jugado la Serie Nacional o la venidera Liga Élite, pero en las posiciones más necesitadas. Los jugadores a los que se acuda han de ser positivos con nuestro béisbol, nuestra bandera y la nación”, indicó el villaclareño nombrado como máximo dirigente del deporte nacional tras la muerte por COVID-19 de Higinio Vélez.

Sin embargo, bajo el eufemismo de atletas “positivos” supedita el compromiso hacia el “proceso revolucionario comunista” por encima del talento deportivo. Solo serían llamados aquellos que no se han “expresado mal” del régimen que gobierna en Cuba desde hace 63 años.

En otras ocasiones se había esgrimido el requisito adicional de que el beisbolista que fuera llamado no debía haber abandonado al equipo Cuba en un torneo oficial en el extranjero. Eso se consideraría traición al compromiso contraído antes de asistir al evento internacional, donde se tenían objetivos competitivos de medallas y que con las fugas se pusieron en peligro.

Otros temas analizados en la reunión fue la eliminación del requisito de repatriarse para defender el uniforme de un territorio, conjunto de la Liga Élite o el país. El tema, al igual que una mejora salarial en los montos que cobran los peloteros dentro de Cuba por jugar los torneos y por conseguir lideratos individuales y colectivos, se conversa con “instancias superiores”, ajenas a la Comisión Nacional de Béisbol.

Pérez Pardo insistió en que “necesitamos una Liga Élite que transite y se quede, porque no podemos seguir cambiando” las estructuras, formatos y tipos de campeonatos nacionales.

La idea es celebrar la Serie Nacional a inicios de marzo con un campeonato nacional sub-23 al unísono, por lo que cada plantel de beisbolistas jóvenes constituirá una extensión del principal, con la misma indumentaria y denominación. Esto será particularmente difícil dado el éxodo masivo de peloteros, por lo cual las selecciones mayores de cada provincia estarán constituidas de menores de 23 años.

En cuanto a las competencias internacionales, se proyecta que cada campeón de la Serie Nacional representará a Cuba en la llamada Champions League, competición creada por la Confederación Internacional de Béisbol y Softball (WBSC, por sus siglas en inglés), que se realizará cada mes de noviembre. Por su parte, el titular de las ediciones de la Liga Élite representará a Cuba en las ediciones de las Series del Caribe a las cuales sean invitados, ya que la Isla no es miembro pleno, entre otras cuestiones porque las autoridades cubanas se niegan a pagar la cuota anual.

En otro sentido, se proyecta rescatar los torneos de clubes campeones y las copas insignes. Es obligatorio retomar las Series Provinciales. Cada municipio, además de poseer su estadio de mayores, no puede prescindir de un beisbolito con condiciones.

A los estadios de Series Nacionales hay que llevarlos a la excelencia en aspectos como la calidad del terreno, espacios infraestructurales, espectáculo y ofertas gastronómicas, en aras de proporcionar confort y entretenimiento.

Todas estas ideas y proyectos llevan grandes cantidades de dinero, que según la propia dirección del país no tienen, pues la nación atraviesa por una severa crisis económica con bajos niveles de liquidez. El Estado dice no contar con dólares para implementar el mercado cambiario de divisas.