Periódico Cubano cambia los colores de su logotipo en señal del luto

«Cuba duele», se escucha decir conmocionados a incontables cubanos dentro y fuera de la Isla por estos días. Tan profundo sentir colectivo inunda redes sociales y espacios públicos de protesta desde el domingo 11 de julio, cuando el régimen desató una brutal represión contra la inédita ola de manifestaciones pacíficas a lo largo del territorio nacional.

Nacido de la aflicción generada por estos sucesos, y en respaldo a los que salieron en la Isla a reclamar los derechos de todos, en Periódico Cubano hemos decidido cambiar temporalmente los colores de nuestro logotipo, en señal del luto que sentimos los cubanos ante tantísimos manifestantes violentados, apresados e incluso asesinados, por atreverse a expresar el sufrimiento de millones, la miseria económica, la desesperanza y el dolor de no ser libres.

Cuando un gobierno se autoproclama dueño de un país de manera impune, cuando conduce a su antojo los hilos del destino de los ciudadanos, cuando establece qué tipo de personas son prescindibles, cuando impone su ley autoritaria a través del terror, cuando es incapaz de garantizar estabilidad económica, cuando simplemente alzar la voz es un delito, la vida se convierte en supervivencia, y existir duele.

Hemos decidido cambiar temporalmente los colores de nuestro logotipo, en señal del luto.

Un sistema político incompetente, omnipresente y represor, y un presidente oportunista e incapaz, es el legado de 62 años de dictadura castrista. Mientras los bolsillos y las barrigas de los dirigentes se ensanchan, el pueblo languidece poco a poco, sin comida, sin medicamentos y sin libertad, sumido en la desesperación.

Pero Cuba duele más desde el inédito estallido social. Cada palazo propinado por agentes represores contra manifestantes desarmados, cada puñetazo, cada patada, cada vejación, cada preso político, cada asesinado, duele profundamente.

La Revolución «de los humildes, por los humildes y para los humildes» le ha dado la espalda a quienes más se debe. Los ha difamado ante el mundo sin vacilar. Ha querido situarlos en los márgenes de la historia como delincuentes, mercenarios y apátridas. Los ha golpeado, los ha insultado, los ha ultrajado, los ha tirado en una celda y los pretende condenar por delitos que no cometieron.

Cuba duele porque los manifestantes han sido reprimidos por pensar diferente, por mostrar el valor necesario para no seguir callando, por atreverse a exigir los derechos de todos y a luchar por una vida mejor, por el futuro, por la Patria.

Cuba duele porque los cubanos no son libres de decidir qué camino quieren andar como pueblo, y seguirá doliendo hasta que llegue el día en el que no existan los regulados, los desterrados, la separación de familias, las consignas políticas, las machas obligatorias, los juicios políticos, el hambre y la desolación.

Pero la esperanza de esa Cuba libre ha nacido durante el estallido social desatado en la Isla, así como en las manifestaciones de cubanos exiliados en muchísimos rincones del mundo. Y cuando una chispa así se enciende, su luz no se extingue tan fácilmente.