Periodista cubano cuestiona retraso en resultados de PCR realizados a él y a su esposa

Periodista cubano cuestiona retrasos en resultados de PCR (Jorge Fernández Era – Facebook)

El periodista cubano Jorge Fernández relató en su cuenta en Facebook que estuvo esperando al menos ocho días por los resultados del PCR que le hicieron a él y a su esposa. Ambos eran contactos primarios del hijo de Fernández, diagnosticado como positivo a Covid-19.

Fernández Era cuestionó la falta de prioridad a los casos vulnerables, como el suyo, pues a sus 58 años presenta bronquitis asmática y hace apenas un mes padeció neumonía. Sin embargo, estas condicionantes no generaron efecto alguno en el proceso.

“Es preocupante que, además del retraso, con la consecuente desinformación para futuros tratamientos, los protocolos no contemplan priorizar el resultado de personas de alto riesgo como yo, con 58 años, padecimiento de bronquitis asmática y arrastre de una neumonía de hace solo un mes”, comentó en Facebook.

El protocolo del Ministerio de Salud Pública de Cuba establece que los contactos de un caso positivo a COvid-19 deben someterse a una prueba de PCR en sus viviendas, y aguardar en cuarentena en sus hogares por los resultados, que deben ser comunicados en un plazo de 72 horas.

Pero el escritor y su esposa vivieron al menos ocho días de angustiante incertidumbre, sin conocer los resultados del PCR “paciencia, confianza o resignación”, como lo nombró Fernández Era.

“Pa cuándo el resultado (Seguimos en las mismas)”, escribió en Facebook al octavo día de espera.

En comunicaciones con el personal del hospital correspondiente en busca de respuestas, les dijeron que hacía diez días que había retrasos en el procesamiento de las pruebas, y que muchas personas estaban entrando en desesperación.

“En el hospital nos dicen que desde el 1 de febrero hay gente esperando por el resultado. ‘¿Volvemos mañana o ustedes nos lo llevan?’. ‘Es lo que está estipulado: que se lo llevemos a casa, pero los pacientes se desesperan y se adelantan’. ‘Si se nos dice que tres o cuatro días y ya vamos por el sexto, no es adelanto nuestro, más bien atraso de ustedes'», narró.

El periodista explicó que su hijo y otros dos de sus familiares sí han tenido una buena atención en Arroyo Naranjo. Pero él y su esposa no han corrido con tan buena suerte. A ellos les ha tocado experimentar en propia piel las tortuosas esperas y la falta de información que se derivan de la escasez de insumos médicos para realizar y procesar las pruebas, la falta de personal, el burocratismo inútil y las deficiencias en los canales de comunicación institucional.

Y es que antes de esta larga espera, también sufrieron las ineficiencias de un sistema de salud superado por la pandemia, aunque el gobierno no lo reconozca. Cuando supieron que su hijo era positivo a COvid-19, fueron al hospital para declararse como contactos primarios, pero el doctor de turno “arguyó que no nos podía atender si el municipio no le daba una orden respaldada por entrevista a Eduardito que ya debía estar en acta. ‘¡Pero es que allí no le han hecho nada!’, espeté. ‘Ya lo harán’, fue su respuesta”.

“Nuestros sospechosos nombres nunca llegaron al hospital de marras. Transcurrió el quinto día de autoconfinamiento y nadie pasó por 506 apartamentos a preguntar si existíamos —“Estoy de vacaciones”, había dicho desde el lunes la doctora de la familia—. Regresamos el sexto día a Coco y Rabí e indagamos, no contábamos en control alguno. Las tres solícitas compañeras de Epidemiología nos agregaron a una lista de veintiún sospechosos ya creada y orientaron regresar a hogar dulce hogar. No pasaron dos horas y, por fin —viernes 5, una de la tarde—, acudieron tres trabajadores de la salud a hacernos el PCR”, agregó.

Esta es una amarga experiencia que se está replicando alarmantemente por todo el territorio cubano, en una difícil época de emergencia sanitaria y crisis económica.