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Pronostican casi 1.700 MW de apagones en Cuba en plena semana de receso escolar
“Si estamos tan mal con el combustible para generar electricidad, ¿cómo es posible convocar actos políticos multitudinarios?”

Los usuarios en las redes sociales han expresado su indignación, destacando cómo la situación afecta especialmente a los niños, que deberían disfrutar de sus vacaciones. (Foto © Periódico Cubano)
Los cubanos siguen sometidos a intensos apagones debido a la escasez crónica de combustible que sufre el Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Según las autoridades de la Unión Eléctrica (UNE), este martes el déficit se acercará a casi 1.700 MW, una cifra que impacta más, pues todos los estudiantes del país están en la semana de receso escolar.
Al amanecer del 16 de abril, ya había un déficit de 801 MW de energía, con un pronóstico de llegar hasta los 1.689 MW en el horario pico nocturno. La situación ha generado un gran malestar entre los cubanos, quienes ven cómo, pese a los esfuerzos de las autoridades, el servicio eléctrico sigue siendo insuficiente.
La máxima afectación del día anterior se produjo a las 20:20 horas, cuando la demanda alcanzó los 2.494 MW y el sistema solo pudo proveer 1.623 MW. Este déficit, que se mantiene durante toda la madrugada, ha obligado a numerosas comunidades a experimentar cortes prolongados.
Los usuarios en las redes sociales han expresado su indignación, destacando cómo la situación afecta especialmente a los niños, que deberían disfrutar de sus vacaciones sin la constante preocupación de la falta de electricidad.
Entre las principales causas de la crisis eléctrica se encuentran averías en varias unidades térmicas, como la Unidad 2 de la Central Termoeléctrica (CTE) Felton, y el mantenimiento programado de las CTE de Santa Cruz, Cienfuegos y Renté. Además, las limitaciones térmicas y la falta de combustible también afectan la capacidad de generación.
Por otra parte, un total de 90 centrales de generación distribuida y 120 MW en los motores Fuel Oil de Moa están fuera de servicio debido a problemas de abastecimiento de combustible. Este panorama agrava la ya precaria situación energética del país.
En las redes sociales, algunos ciudadanos, como Rosa López, califican la situación de “desastre”, mientras que otros expresan su frustración al ver cómo se interrumpen las actividades diarias, especialmente las relacionadas con los niños. “Es un total desastre, una falta total de respeto. Pobre de todos los cubanos de a pie”, comenta Orestes Rafael Ávila Álvarez, mientras que Neil Peña critica la incapacidad del sistema de generar suficiente electricidad para cubrir la demanda.
La falta de electricidad tiene un impacto significativo en la calidad de vida de los cubanos, especialmente en una semana que debería ser de descanso para los niños. La falta de acceso a tecnología, como televisores y computadoras, sumada a las altas temperaturas, convierte estos apagones en una tortura para las familias. En hospitales, como en Santa Cruz, la situación también es crítica, con interrupciones del servicio eléctrico que afectan directamente la atención médica.
A medida que la crisis energética se intensifica, la frustración se extiende más allá de los ciudadanos comunes, llegando incluso a los que cuestionan la prioridad de eventos públicos en medio de esta crisis. “Si estamos tan mal con el combustible para generar electricidad, ¿cómo es posible convocar actos políticos multitudinarios?”, se pregunta Jorge René Arencibia Dulzaides en referencia a la concentración convocada con motivo del nuevo aniversario de la proclamación del carácter socialista de la revolución.
Los cubanos se ven atrapados en un ciclo de apagones diarios que parece no tener fin. Con una creciente demanda de electricidad y una capacidad de generación incapaz de cubrirla, la situación solo empeora.
La falta de inversión en infraestructura y los problemas estructurales del sistema eléctrico no hacen más que perpetuar el colapso del servicio. Los ciudadanos exigen respuestas y soluciones inmediatas, temerosos de que la crisis energética continúe empeorando a medida que se acerca el verano y suben las temperaturas.
