Repatriados, no radicados

Lázaro, un hombre de 48 años originario de Camagüey que emigró a Miami a finales de los noventa, prometió nunca regresar a Cuba. Sin embargo, recientemente reconsideró su decisión y comenzó los trámites para volver legalmente a su país natal, relata en su sitio web el medio 14yMedio.

Aunque retomó su vínculo con la isla renovando su identificación, su plan no incluye residir allí permanentemente,

Antes de 2013, solo un pequeño grupo de emigrantes consideraba regresar a Cuba cada año. No obstante, la cifra aumentó significativamente tras una reforma migratoria implementada por el gobierno de Raúl Castro. Desde 2015, aproximadamente 13.000 cubanos residentes en EE. UU., junto a otros de Europa y América Latina, han decidido retornar a la isla.

Las motivaciones para este retorno son diversas, desde adquirir propiedades hasta desear envejecer cerca de sus seres queridos. Los repatriados recuperan beneficios como el acceso al mercado racionado y derechos civiles, como el voto.

La mayoría decide volver solo después de obtener una nacionalidad extranjera, facilitando su reintegración con ventajas adicionales. Por ejemplo, Lázaro adquirió la ciudadanía estadounidense y ahora planea comprar un apartamento en Cuba, algo que requiere la residencia legal en la isla.

A pesar de haber formalizado su situación legal, Lázaro no tiene intención de vivir permanentemente en Cuba, viendo su retorno como una inversión futura. El regreso también ofrece posibilidades como heredar propiedades, emprender negocios privados o beneficiarse de servicios de salud sin costo.

Adicionalmente, los repatriados pueden importar una cantidad significativa de bienes sin impuestos, facilitando su establecimiento si deciden residir en la isla. Aunque muchos obtienen la residencia legal, como Lázaro, esto no implica necesariamente un retorno definitivo a la vida en Cuba.