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Río Chico: el pueblo fantasma que muestra el fracaso del socialismo venezolano

MUNDO

Río Chico: el pueblo fantasma que muestra el fracaso del socialismo venezolano

Uno de los sectores más visitados por los turistas nacionales y extranjeros, se ha convertido en un pueblo fantasma

Rio Chico, Venezuela

Comunidad de Río Chico en Venezuela. (Foto: @MirandaGob-Twitter)

Entre la década de los 80 y 90, los venezolanos que quisieran tomar unas vacaciones sencillas, pero cerca de playas maravillosas, tenían una gran opción en Río Chico Barlovento.

Según reseña un reportaje de BBC Mundo, era muy común encontrar casas totalmente equipadas, de dos o tres pisos y piscina, para ofrecer a turistas provenientes de otras ciudades de Venezuela e incluso extranjeros.

Esta región al norte de Venezuela contaba con uno de los sitios más exclusivos llamado los canales de Río Chico, en donde se intentó imitar el estilo de Miami, o algunos estados costeros de Estados Unidos, y los visitantes podían entrar directamente a su casa en lancha.

Se construyeron cursos de agua, embarcaderos y hasta un campo de golf. El negocio dio pronto resultados.

Raúl López, que fue secretario de Desarrollo Económico del estado Miranda, que engloba la región de Barlovento, recuerda que «en la buena época, las casas aquí costaban por lo menos US$80.000».

Pero todo se vino abajo a partir del 2013, cuando el gobierno empezó una negociación con bandas criminales, para el desarme y la inserción en la sociedad.

Lo llamaron Cuadrantes de Paz, territorios en los que, a cambio de que abandonaran la violencia, el Estado dejaría de perseguir a los delincuentes y les entregaría recursos para que fueran económicamente viables sin delinquir.

Barlovento fue uno de esos cuadrantes.

«Esas zonas de paz pronto se convirtieron en un refugio para las bandas y desde Barlovento manejaban sus actividades criminales en Caracas», afirmó López a BBC.

Cada día que pasó desde ese momento hasta el presente, Barlovento dejó de tener una vida pacífica, sus habitantes se encontraron en un principio con pequeños robos, al llegar a su casa de playa, ya no estaba un televisor o un reproductor de sonido.

Hasta que poco a poco, ya no era lo que faltaba, la violencia se hizo más sórdida en las visitas a la playa, el secuestro era la nueva actividad favorita para los delincuentes.

Sumado al deterioro económico del país, que desde hace varios años vive una crisis económica sin freno que ha empujado a emigrar a millones de venezolanos, y las crecientes dificultades para conseguir gasolina, hizo que muchos renunciaran para siempre a sus escapadas a Barlovento.

Si antes conseguir una casa en este sector podría significar miles y miles de dólares, hoy los dueños de esas hermosas viviendas, prácticamente las regalan, en un precio de aproximadamente 3.000 USD.

En ocasiones pueden entregar una casa completamente gratis con la condición de que la persona que la habite se encargue del mantenimiento del aposento.

No obstante, debido a la situación de Barlovento, la gente prefiere no comprometerse ni arriesgarse, de esta manera ya no solo encontramos mar y un paraíso de palmeras y clima tropical, sino también se pueden observar un montón de casas abandonadas que dan un aspecto desolador a estas tierras.

Recientemente, se incrementó la presencia policial en Río Chico, y los pocos habitantes que quedan comenzaron a sentirse un poco más seguros.

Pero las tácticas de estos cuerpos de seguridad han sido de manera extraoficial, eliminando por completo a los delincuentes, sin pasar por un juzgado.

De cualquier forma, el abandono persiste. Irónicamente para Carlos Quintana, un ex escolta del fallecido Hugo Chávez, ahora socorrista de una de las playas, llamada Caño Copey, los días no pueden ser más devastadores.

Quintana explicó como en la red puedes ver imágenes tratando de promocionar el lugar, garantizando una estadía de ensueño, pero su realidad es otra, más cruda y abrumadora.

«Una vez vi cómo asaltaban a punta de cuchillo a unos turistas que acababan de llegar a la playa. Quise intervenir, pero podía haber salido lastimado», dijo.

Añorando los tiempos pasados, Quintana sin tal vez saberlo, es testigo y protagonista de la novela Casas Muertas, del escritor venezolano Miguel Otero Silva, con la salvedad que en la novela el pueblo quedaba solo por la llegada del petróleo y allí en Barlovento solo quedan ruinas que dejaron las bandas delictivas.

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