Sacerdote quiere pedir a Dios que las cosas empeoren en Cuba

“¿Cuántas familias más necesitan romperse con la emigración? ¿Cuántos medicamentos más deben faltar a nuestros enfermos?”, se pregunta Reyes. (Captura de pantalla © Voces de Cuba – YouTube)

El sacerdote cubano Alberto Reyes ha realizado una impactante reflexión en la que expresa su deseo de pedir a Dios que las condiciones en Cuba empeoren, con la esperanza de provocar una reacción en la sociedad y un cambio hacia el desarrollo que saque al país del inmovilismo.

En sus declaraciones, el religioso critica duramente al régimen castrista cubano y su gestión, planteando preguntas incisivas sobre la situación actual del país y sus efectos en la población. “¿Qué hace falta para que se produzca un cambio en Cuba y termine esta pesadilla infernal?”, se pregunta, resaltando que sin un cambio de sistema, Cuba no saldrá de la crisis actual. “La economía cubana no va a remontar y ni el turismo, ni las remesas, ni ninguna otra inyección lograrán solucionar nuestras necesidades básicas”, añadió.

Reyes señala la deshonestidad del gobierno: “Sabemos que nuestros dirigentes nos mienten, intentando con sus mentiras alargar lo más posible su permanencia en el poder, a costa del sufrimiento y de la muerte lenta de un pueblo que no les interesa y que más bien parecen odiar y despreciar”. Esta falta de sinceridad por parte de los líderes cubanos es, para el párroco, una de las principales razones del estancamiento social y económico del país.

Para el líder religioso, la precaria situación de la educación y la salud en la Isla también es muy preocupante. “Somos conscientes de que la formación de nuestros hijos es cada vez más deficiente y precaria… Sabemos que el sistema de salud se cae a pedazos y que nuestra supervivencia física está cada vez más en riesgo”.

El representante de la iglesia católica describe cómo la vida en Cuba está paralizada por la falta de electricidad y otras carencias básicas. “Vemos cómo la vida se bloquea hasta lo impensable, cómo la falta de electricidad nos paraliza, nos hunde y desespera”, señala. Aun así, la población sigue “aplaudiendo las migajas de corriente y agradeciendo incluso los días en que los apagones son cortos”.

Reyes critica la pasividad del pueblo ante la falta de un proyecto de nación desde las estructuras del poder. “Sabemos que desde las estructuras del poder no existe un proyecto de nación… que el único camino que tenemos delante es resistir y morir”. Ante esta realidad, el sacerdote se pregunta: “¿Qué tiene que suceder para que este pueblo despierte?”

El dolor de las familias divididas por la emigración y la escasez de medicamentos son otros temas abordados por el sacerdote. “¿Cuántas familias más necesitan romperse con la emigración? ¿Cuántos medicamentos más deben faltar a nuestros enfermos?” Estas preguntas reflejan la desesperación y el sufrimiento cotidiano de los cubanos.

Asimismo, insta a los antillanos a tener el coraje de decir la verdad en todos los ámbitos posibles y a dejar de apoyar sumisamente a los opresores. “Si al menos tuviéramos el coraje de decir la verdad en todos los sitios posibles. Si al menos dejáramos de hacer el juego, el más mínimo juego, a los que apoyan nuestra esclavitud ciudadana”.

Reyes concluye con una poderosa advertencia: “Porque de lo contrario habrá que pedir a Dios que permita que todo el mal que ya se abate sobre este pueblo se profundice, que nos hundan en el hambre, la enfermedad, la oscuridad y la desesperanza para ver si así Cuba, termina siendo un montón de cadáveres amontonados o un pueblo que se decida por fin a hacer algo por su libertad”.