Seguridad del Estado arrestó a joven que fue voluntario en los centros de aislamiento de Matanzas

Adrián Díaz fue detenido de manera arbitraria por la Seguridad del Estado. (Collage: Cubalex – Facebook)

La Seguridad del Estado puso bajo arresto al joven Adrián Díaz Báez, de 30 años, por el presunto delito de «incitación a delinquir» desde las redes sociales, informó la organización Cubalex.

Díaz Báez, graduado del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), fue víctima de un acoso el 15 de noviembre y ayer se presentó a una citación en la Unidad de Delitos de la Seguridad del Estado, donde fue detenido de manera arbitraria.

“Adrián es un defensor del civismo, de una gran sensibilidad, que ha demostrado su compromiso con el mejoramiento de la sociedad cubana”, manifestó la organización defensora de los derechos humanos en la Isla desde su cuenta en Facebook.

Asimismo, recordó que el joven fue voluntario en tres ocasiones en los centros de aislamiento de Matanzas cuando la pandemia estaba descontrolada por la ineficiencia de las autoridades comunistas.

“Su familia está desesperada. Sus padres son personas de bien, profesionales que han entregado su vida a Cuba sin beneficios, y ahora reprimen a su hijo por sus publicaciones en redes, por ejercer su libertad de expresión”, dice el post de la organización a cargo de la abogada Laritza Diversent.

En ninguna de sus últimas publicaciones en redes sociales Díaz Báez incitaba a cometer actos delictivos, únicamente demostraba su apoyo a la “Marcha Cívica por el Cambio” y criticaba situaciones que no le parecían correctas.

El joven compartió un comunicado del colectivo Archipiélago emitido el 28 de octubre que tenía la frase “Nosotros no damos órdenes de combate”.

De igual manera, compartió un mensaje de Cubalex que informa sobre cuáles delitos cometen quienes participan en los actos de repudio ordenados por el gobierno cubano contra opositores.

Díaz Báez también denunció que en el peor momento de la pandemia prácticamente hacían magia para optimizar los pocos nasobucos en los centros de aislamientos, mientras el gobierno presumía una abundante producción de estas mascarillas.