Silvio Rodríguez publica canción inédita en homenaje a Pablo Milanés

Rodríguez dedicó un sentido tema a Pablo a pesar de sus desavenencias. (Foto: Blog Segunda Cita – Silvio Rodríguez)

El cantautor cubano Silvio Rodríguez le rindió homenaje a Pablo Milanés con la publicación de la letra de una canción inédita en su blog personal Segunda Cita.

Con el tema titulado Pablo, el trovador se despidió este martes de su colega y coterráneo, que falleció en Madrid a los 79 años, tras una larga enfermedad.

“Te conocí rasgando/ el pecho de la muerte un día / Tú no sabías nada / y eras tú quien la llevaba / de la mano”, dice la primera estrofa del tema que Rodríguez había dedicado a Milanés en 1969 y del que se conoce una grabación casera compartida hace un par de años en YouTube.

Cabe mencionar que en los últimos tiempos, ambos músicos acabaron teniendo un distanciamiento personal y artístico, como se pudo ver a través de varias declaraciones, en las que se evidenciaba sus desavenencias políticas con respecto a la dictadura cubana.

En 2011, el autor de El Unicornio Azul, conocido por su afinidad con la cúpula castrista, calificaba de “burda, desamorada” y “sin el más mínimo compromiso afectivo” a la forma empleada por Pablo para expresarse sobre la realidad cubana, aunque también reconoció que coincidía “con muchos de sus juicios críticos”.

Ambos artistas, referentes de la cultura cubana, interpretaron a dúo temas popularmente conocidos como El breve espacio en que no estás y hasta llegaron a colaborar en un álbum, titulado Cuba nueva trova.

Pablo Milanés murió en la madrugada de este martes 22 de noviembre, en la ciudad de Madrid, España, tras haber sufrido una inflamación en la vesícula biliar y una infección en un riñón.

Este padecimiento clínico tendría que ver con un tipo de cáncer que afecta principalmente las células sanguíneas y el sistema inmune, según indica el comunicado publicado en sus cuentas oficiales.

Pablo: el homenaje de Silvio Rodríguez a Pablo Milanés

Te conocí rasgando
el pecho de la muerte un día.
Tú no sabías nada
y eras tú quien la llevaba
de la mano.

Y así tú seguirás,
sin reparar en tu ventaja:
que eres tú quien la lleva,
quien la doma y la amortaja,
caminando.

Eres un espacio que se vuelve
sin espina y que se pierde
en la alegría de volverse.
Pero ya tu voz se está quedando,
ya tu mano está grabando
todo un nombre con sus dientes.

Quién que no haya visto la tristeza
con sus cuatro mil cabezas
puede oírte con descanso.
Quién que no haya amado largamente
y convivido con lo extraño
de este tiempo sin remansos.

Te conocí pegado
a la pared del cielo un día.
Ibas llevando entonces
bajo el brazo una guajira
y caminando,
caminando.