Solo el 15.6% de las habitaciones de hotel en Cuba estuvieron ocupadas en 2022

Aproximadamente seis de cada siete habitaciones de hotel en Cuba permanecieron vacías durante el 2022. (Foto: Periódico Cubano)

La estrategia castrista de construir más hoteles en Cuba con el dinero del presupuesto público, mientras se descuidan otros sectores como la salud y la educación, es un total fracaso a juzgar por los propios datos oficiales de ocupación hotelera.

La Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONEI) publicó un resumen de los principales indicadores del sector del turismo durante el año 2022. Uno de los datos más reveladores fue que solo el 15.6% de las habitaciones de hotel en el país estuvieron ocupadas el año pasado.

Esto quiere decir que aproximadamente seis de cada siete habitaciones permanecieron vacías durante 12 meses, lo cual sería un dato suficiente para tomar la sensata decisión de detener la construcción de capacidad hotelera que no se va a ocupar.

Sin embargo, la estrategia del régimen castrista es seguir ampliando hoteles con la esperanza de que el gobierno de Estados Unidos retire las sanciones completamente, y entonces aprovecharse de la extraordinaria estampida de estadounidenses que se prevé llegaría a la Isla, solo por curiosidad.

La ocupación hotelera de 2022 fue un 67.6% menor que la registrada en 2019, año previo a la pandemia de coronavirus, que en su apogeo más alto en 2021 solo permitió que el 5.7% de las habitaciones estuvieran ocupadas ese año.

Aparejado a este indicador hay otro sobre el número de pernoctaciones, es decir, la cantidad de noches que se acumulan entre todos los visitantes extranjeros en hoteles administrados en solitario por el régimen cubano o de conjunto con inversionistas extranjeros. En 2022, hubo 8.441.755 pernoctaciones, lo cual es inferior en más de dos tercios con relación a las 27.237.590 pernoctaciones de 2019.

Otro dato muy preocupante es el gasto promedio que cada turista destina para sus vacaciones en Cuba. El año pasado, se registró una media de 495 dólares por visitante extranjero, frente a los 620 dólares que se gastaba cada turista en un viaje al país caribeño en 2019.

Al panorama anterior hay que sumarle la subida de los gastos operativos en un hotel y los insumos importados, como alimentos, que son necesarios traer a la Isla desde otros países porque en Cuba no se producen. Ello hace que el margen de ganancia sea reducido.

El apartado del origen de los turistas muestra que los canadienses siguen siendo el principal mercado, seguidos por los cubanos en el exterior, estadounidenses y varios países europeos, aunque el número de turistas en general ha disminuido significativamente en comparación con los totales de 2019.

En 2022, solo 532.487 canadienses viajaron a Cuba, en comparación con los 1.120.077 que lo hicieron hace tres años. Los estadounidenses cayeron de 498.538 a 100.494; mientras los españoles, que se situaron en la cuarta plaza el pasado año, bajan de 146.339 –entonces octavo puesto– a 83.025.

La ONEI también recoge cifras de perfiles demográficos de los visitantes extranjeros, siendo la franja de edad de 25 a 45 años la que más visita Cuba en correspondencia con el turismo de sol, playa y diversión que vende la propaganda castrista.