Tokio 2020: Cuba ya no es la potencia que era

El gobierno comunista de Cuba siempre exhibió como gran logro sus resultados deportivos en la arena internacional, pero tras la caída de la URSS el mito comenzó a venirse abajo con la huida de importantes atletas en busca de un futuro mejor allende los mares.

En las últimas olimpiadas y eventos de juegos múltiples los resultados han venido cayendo y Cuba, la potencia que un día fue ya no lo es más.

Ahora con las Olimpiadas de Tokio 2020 al doblar de la esquina, próximo verano, el director de alto rendimiento del Instituto Nacional de Deportes (Inder), José Antonio Miranda recortó las expectativas de la delegación cubana y precisó que “el objetivo estratégico de la nación antillana de cara a la cita nipona es quedar entre los 20 primeros países”.

Todavía se recuerda como el deporte cubano quedaba entre los diez o 15 primeros lugares de la tabla general de medallas. La cúspide fue alcanzada en Barcelona 92 cuando finalizaron en el quinto escaño, algo imposible de lograr en estos momentos.

“La delegación cubana tendrá de 120 a 130 atletas, quienes competirán de 17 a 19 disciplinas, seis con capacidad de títulos y 12 potenciales”, señala Miranda.

Haciendo un recuento de las últimas citas olímpicas desde Atenas, Beijing, Londres y Río de Janeiro, en los que 12 deportes resultaron medallistas para el país y la mitad ganaron títulos: 10 el boxeo, cinco la lucha, tres el atletismo y uno cada uno el judo, el béisbol y el tiro.

Cuba va con desventaja pues hay siete disciplinas en el programa olímpico que no se practican en la isla. Ellas son skateboarding, el golf, la escalada, el surf y el rugby siete.

“El escenario que estamos enfrentando mantiene un aumento de la comercialización del deporte, mayor rivalidad en las competencias a nivel mundial, aumento del número de competiciones en el año, cercanía de esas en el tiempo y el incremento del costo de los implementos” afirmó el directivo.

Miranda también se quejó de la compra y venta de entrenadores y atletas, así como la nacionalización, el dopaje y la parcialización del arbitraje, con énfasis en los deportes de combate y arte competitivo.