Un nuevo sistema de gobierno a prueba

La llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México está enmarcada por una serie de pasos simbólicos que demuestran sus intenciones de que pueda existir un estrecho vínculo entre la sociedad y su gobierno.

Entre ellas, la decisión de que la residencia oficial de los presidentes mexicanos “Los Pinos” se abra al público para visitas guiadas, recibir el bastón de mando de los pueblos originarios y no contar con el equipo de seguridad que generalmente aísla a la figura presidencial.

Pero la acción que más significado ha tenido, es haber realizado consultas populares para que la ciudadanía decida el destino de algunos temas como la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.

Ante el resultado, el mandatario decidió cancelar la edificación de dicha infraestructura que ya registraba un monto de inversiones de 13 mil millones de dólares y un 30% de avance en su realización.

Este tipo de ejercicio si no se hace correctamente y continúa el interés de ceñirse a las aspiraciones y preocupaciones de la ciudadanía que participa en él, pueden correr el peligro de que el actual gobierno de México caiga en ambigüedades y dé señales inquietantes.

No obstante, la consulta acerca de la construcción del aeropuerto no se le puede reconocer como un proceso racional, democrático y eficaz, ya que se ejecutó fuera de los canales institucionales y de manera deficiente, porque solo registró la participación del 1% del padrón electoral mexicano.

Además, el jefe de Gabinete, Alfonso Romo, y el Ministro de Economía, Carlos Urzúa, antes de asumir sus respectivos cargos, aseguraron al sector empresarial y a los inversionistas que no se detendría la construcción la construcción del aeropuerto.

La falta de coordinación en el nuevo gobierno también se notó en pronunciamientos de la fracción parlamentaria oficialista en el congreso mexicano, donde uno de sus senadores, Ricardo Monreal, propuso regular las comisiones bancarias, lo que desencadenó la mayor caída de la Bolsa en años.

Ante lo sucedido, López Obrador tuvo la necesidad de intervenir para dejar en claro que en el primer trienio de su gobierno no se tiene planeada alguna reforma fiscal.

Es muy probable que no todas las propuestas gubernamentales pasen por un referendo, en especial las que tienen fuertes controversias y aparentemente no contar con un respaldo mayoritario.

Tal es el caso en los planes para enfrentar a la inseguridad, ya que el presidente dio marcha atrás a su promesa de campaña de desmilitarizar el país y faltando 15 días para asumir el cargo, anunció una estrategia nacional de paz y seguridad que permite la creación de la Guardia Nacional, un cuerpo castrense integrado por las Fuerzas Armadas y de la Marina, que para 2021 deberá contar con alrededor de 120 mil elementos activos.

Otro tema de gran controversia es la decisión de hacer un borrón y cuenta nueva en los casos de corrupción con el pretexto de que «juzgar a grandes corruptos es conspirar contra la estabilidad del país». Lo cual supone una amnistía tácita para los hechos de corrupción anteriores a su toma de posesión.

Si el nuevo mandatario, en su labor de velar por la gobernabilidad de su país en temas graves como la seguridad y la corrupción no incluye referendos para tener en cuenta la postura de la ciudadanía, dará entender que este ejercicio se encuentra manipulado a conveniencia del ejecutivo.

También es necesario que emprenda una profunda reforma de las instituciones para evitar sus usos discrecionales, ya que de no hacerlo solo quedarán en declaración de intenciones sus proyectos de cambiar la realidad de México.

No se debe olvidar que López Obrador llama a su mandato como el de la «Cuarta Transformación», en referencia a que será parte de los episodios fundamentales de la historia mexicana como la Independencia, la Reforma, que a mediados del siglo XIX separó la Iglesia y del Estado, y la Revolución que culminó en 1917 con la proclamación de la Constitución.

En su toma de protesta mencionó que con su llegada al poder comienza un cambio de régimen político que acabará la corrupción y la impunidad que impiden el renacimiento de México, una declaración que demuestra que también seguirá con el tono mesiánico que marcó la campaña electoral.

Con Información de Diario de Cuba