¿Una nueva Guerra Fría? Rusia y China se unen contra las sanciones de EEUU y la UE

Los gobiernos de Rusia y China parecen haberse unido en medio de las sanciones que ambos enfrentan por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, lo que fue calificado por un funcionario europeo como “un posible reinicio de la Guerra Fría”.

Este martes 24 de marzo, durante una reunión en la ciudad china de Nanning, los ministros Exteriores de ambas naciones condenaron las críticas y sanciones que han recibido por violaciones a los derechos humanos.

Ambos regímenes comunistas han estado en la mira internacional por sus violaciones a la libertad de expresión y sus acciones represivas.

Rusia ha sido amenazada por EEUU y la UE por su condena al líder opositor Alexéi Navalny, mientras que China ha condenado a múltiples periodistas y activistas, siendo el caso más sonado el de la periodista Zhang Zhan, condenada a 4 años de cárcel por dar cobertura a los inicios del coronavirus en Wuhan.

El país asiático también expulsó a la cadena británica BBC Mundo de su territorio, hace unos meses, acusándolo de “información falsa”, aunque en realidad la expulsión se dio luego de que Inglaterra prohibiera la propaganda comunista china en sus medios nacionales.

Wang Yi y Sergey Lavrov rechazaron las objeciones externas a sus sistemas políticos autoritariosy afirmaron que están trabajando para avanzar en “el progreso global” en asuntos como el cambio climático y la pandemia de COVID-19, informó la agencia AP.

Wang y Lavrov acusaron a EEUU de interferir en los asuntos de otros países, una acusación que ha sido repetida por otros regímenes autoritarios, como Corea del Norte, Venezuela y principalmente Cuba, todos señalados por vulnerar los derechos de sus ciudadanos.

Ambos funcionarios también instaron al país norteamericano a regresar al acuerdo nuclear con Irán, que fue abandonado por el gobierno del presidente Joe Biden.

En una conferencia de prensa, Wang criticó duramente las sanciones coordinadas de la UE, Gran Bretaña, Canadá y EEUU contra funcionarios chinos por violaciones contra los derechos humanos en la remota región occidental china de Xinjiang.

“Los países deberían unirse para oponerse a todas las formas de sanciones unilaterales. Estas medidas no serán acogidas por la comunidad internacional”, indicó Wang

Por su parte, Lavrov dijo que las sanciones han acercado a Rusia y China, y acusó a Occidente de “imponer sus normas a todos los demás, algo que creen debería regir el orden mundial”.

“Si Europa rompe esas relaciones, sencillamente destruyendo todos los mecanismos que se han creado durante muchos años (…) entonces, probablemente, objetivamente, esto lleva al hecho de que nuestras relaciones con China se están desarrollando más rápido que lo que queda de relación con los países europeos”, agregó el canciller ruso.

Al igual que en el caso de Cuba, ni el funcionario chino ni el ruso toman en cuenta que la “imposición” de occidente solo incluye no condenar a sus ciudadanos por expresar su opinión, ni dejarlos sin medios para hacerlo.

No obstante, ambos ministros consideraron esto como “una forma de democracia” que según ellos es “diferente a la suya” y Occidente trata de imponerles, aunque en realidad el respeto a la opinión de sus ciudadanos es la base de la democracia y el único punto imprescindible de este sistema.

“La interferencia en los asuntos internos de una nación soberana con la excusa de ‘avanzar la democracia’ es inaceptable”, agregaron.

Esta reacción fue calificada por un alto cargo de la Unión Europea como un posible reinicio de la Guerra Fría, pues considera que marca “el inicio concreto de una dinámica de confrontación” que “se venía venir” y que se materializa en un frente común entre China y Rusia.

El político, cuyo nombre no fue revelado por la agencia de noticias EFE, afirmó que en Bruselas les sorprendió la “rapidez, intensidad y contundencia” de la respuesta de China, que contraatacó con sanciones a la UE, imponiéndolas a 10 de sus funcionarios.

La mitad de los sancionados fueron eurodiputados críticos con Pekín, y cuatro entidades, entre ellas un comité de la Eurocámara, en lo que el político calificó como un “ataque a la libertad de expresión”.