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Periódico Cubano

Administración de Trump reaccionó “lenta y caóticamente” a ataques contra diplomáticos en La Habana

ESTADOS UNIDOS

Administración de Trump reaccionó “lenta y caóticamente” a ataques contra diplomáticos en La Habana

El Departamento de Estado señaló que faltó comunicación, una mejor investigación y evaluación médica de las víctimas

Una evaluación ordenada por el Departamento de Estado de Estados Unidos publicada esta semana indica que la administración de Donald Trump reaccionó de manera “lenta y caótica” al extraño síndrome sufrido por diplomáticos norteamericanos en La Habana en 2017.

El llamado “Síndrome de La Habana” fue denunciado también por funcionarios canadienses de misión en la Isla, y por otros ciudadanos estadounidenses en países comunistas como China y Rusia.

Sus síntomas incluyen dolor de cabeza, mareo, náuseas y desorientación, algunos de ellos permanentes, como las migrañas.

Desde ese entonces se planteó que los diplomáticos habían sufrido una especie de “ataques sónicos” con microondas, pues científicos estadounidenses determinaron que los síntomas eran similares.

Antes de finalizar ese mismo año, EEUU ya había ordenado la salida de todo su personal “no esencial” de la Embajada en Cuba, así como de sus familias y se ordenó la investigación para descubrir lo que le ocurrió a los diplomáticos.

A pesar de esto, el informe realizado por la Junta de Revisión de Responsabilidad (ARB, por sus siglas en inglés), en 2018 encontró “serias deficiencias en la respuesta del Departamento (de Estado) en áreas de responsabilidad, coordinación interinstitucional y comunicación, en todos los niveles”.

De acuerdo con el reporte de The Washington Post, estos errores en el manejo del caso, “contribuyeron a la confusión en torno a los eventos y retrasaron la acción coordinada y eficaz”.

El documento de 35 páginas no se había dado a conocer públicamente, aunque sí estaba disponible y fue obtenido a través de la Ley de Libertad de Información por el Archivo de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), una organización de investigación sin fines de lucro con sede en Washington.

El informe considera la deficiencia “más significativa” del departamento, no haber nombrado a funcionarios de alto nivel para la gestión del caso.

“Como resultado, un esfuerzo integral de todo el Gobierno para identificar el mecanismo de las lesiones y los perpetradores, para comprender el universo de personas potencialmente afectadas, para tratar y rehabilitar a los empleados lesionados (…) nunca emergió”, reseñó.

También se criticó a la CIA por no compartir la información de sus propias experiencias relacionadas con el “Síndrome de La Habana” entre 2016 y 2017, y así poder hacer comparativos y encontrar puntos en común que ligaran la salud de sus agentes con la capital de Cuba.

La agencia de inteligencia ya había llegado a la conclusión de que se trató de ataques acústicos, pero nunca dio parte al Departamento de Estado y no se previno la afectación de más personal estadounidense ni se investigó el origen de dichos ataques.

“Tanto en La Habana como en Washington, la respuesta a los incidentes se caracterizó por un secreto excesivo que contribuyó a una respuesta tardía. Muchas comunicaciones relacionadas con los incidentes no viajaron en los canales habituales del Departamento de Estado y, por lo tanto, puede haber documentación que no se haya puesto a disposición”, concluyó el informe.

Sobre la reducción del personal de la Embajada de EEUU en Cuba,  se criticó que no se siguieron los protocolos estándar del Departamento de Estado, ni se analizó formalmente las ventajas y desventajas de la presencia física de empleados estadounidenses en La Habana, es decir, solo se ordenó su salida sin ninguna evaluación previa.

Asimismo, un fragmento da a entender que no se realizaron análisis médicos inmediatos al personal afectado, al establecer que:

“El asesor legal del Departamento de Estado debe comunicarse de inmediato con el funcionario legal superior de los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) para resolver el desacuerdo que impide el intercambio de registros médicos con los CDC para permitir que los CDC comiencen el estudio médico inmediatamente”.

En 2019 un estudio comprobó que los afectados por los supuestos ataques sónicos enfrentan secuelas cerebrales permanentes, que incluyen la disminución de su materia blanca, y que ocasionan síntomas como migrañas, pérdida de audición, vértigo y fatiga.

Sin embargo, continúa desconocida la causa del malestar y el Gobierno cubano sigue negando su implicación en el incidente, que ocasionó aún más tensión entre Cuba y EEUU.

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