Ana Hurtado, ¿fantasma o personaje montado?

Tras su minuto de fama, ha borrado algunas de sus fotos donde se le veía disfrutando de los privilegios del régimen y ahora sube solo fotos donde aparece el dictador Fidel Castro. (Foto: Ana Hurtado – Facebook)

La periodista española, Ana Hurtado, se ha convertido en uno de esos tristes personajes que la gente recuerda por su mediocridad y sus comentarios totalmente desacertados. Pero, ¿quién es esta comunista europea que ha surgido como defensora acérrima del régimen castrista?

Antes de las protestas que conmocionaron a Cuba el 11 de julio, nadie sabía quién era esta mujer, nacida en Úbeda, ciudad de Jaén, España. Es graduada de Licenciatura en Periodismo por la Universidad de Sevilla, ciudad en la que pasó gran parte de su vida y luego se trasladó a Barcelona, donde se especializó en Periodismo Cultural por la Universidad Pompeu Fabra.

Hasta ese día en el que país se estremeció desde Guantánamo hasta Pinar del Río, era una total desconocida en la Isla, si bien es cierto que había hecho algunos viajes a la Mayor de las Antillas para grabar un documental titulado Herencia, que la televisión cubana ni siquiera exhibió.

Según sus propias palabras, se trata de un relato donde muestra “cómo, gracias a la Revolución, la afrodescendencia aquí puede mirar hacia arriba con la frente en alto, a diferencia de otros países”.

Sin embargo, tras esas jornadas de protestas, Hurtado cambiaría su foto de perfil, la que “adornó” con un marco donde se podía leer “A Cuba se respeta” y empezó su campaña mediática para dar a conocer “la verdad” sobre la Mayor de las Antillas.

Como era de esperar, el régimen aprovechó su ridículo discurso, donde repetía como una cotorra todo lo que le gustaba escuchar a la dictadura y enseguida su cara empezó a aparecer en los medios oficialistas como Prensa Latina y Granma.

Se transmitió por vez primera su famoso documental y era cada vez más común leer sus publicaciones en defensa de Díaz-Canel y su gobierno y los elogios de la Machi, quien la ha llamado “joven, linda, buena y fuerte”, como si de una composición de primaria se tratase.

Aunque trabaja para la productora Mallerich Films, con la cual hizo su primer y único trabajo de investigación, no existen notas, artículos u otros materiales firmados por la rimbombante Ana.

Su mayor logro es levantar en su contra a millones de cubanos cada vez que publica opiniones como las más recientes, en las que aseguraba que Pablo Milanés “era un gusano oportunista” o que los artistas cubanos, sin la Revolución, serían “cantantes de bares”.

Por cierto, ninguna de las dos cosas fue rectificada por el régimen, así como tampoco le pidieron que se disculpara por emitir calificativos tan fuera de lugar e inapropiados.

Tras hacerse “famosilla”, retiró de sus redes fotografías suyas donde se le podía ver degustando suculentos manjares, o disfrutando de los privilegiados parajes a los que la llevó su servilismo a la dictadura.

En una reciente entrevista que le realizara el diario oficialista Juventud Rebelde, aseguró que “a Cuba la llevó su admiración por Fidel”. Este medio, al igual que un puñado más de la Isla, son los únicos que se hacen eco de los disparates que dice Hurtado

Fuera de los dominios cubanos, esta mujer es casi un fantasma, una fantoche que se ha inventado un personaje y que, de otra forma, nunca hubiera sido recibida por la alta cúpula que la ha ensalzado, conformándose con lo poco que les ofrece cuando, cada vez, hay menos gente tragándose el anzuelo de la Cuba paradisíaca e idealizada.