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Archivos de Kennedy: agentes castristas en grupos disidentes durante la década de los 90
La Corriente Cívica Cubana comenzó a sospechar de cuatro supuestos opositores

Periódico Cubano ha comenzado una revisión de las 80.000 páginas relacionadas con el fatal tiroteo del 22 de noviembre de 1963. (Foto © Periódico Cubano – Grok)
Los nuevos archivos desclasificados sobre el asesinato de John F. Kennedy ofrecen detalles respecto a la infiltración de agentes de la Seguridad de Estado en grupos disidentes durante la década de los noventa en Cuba.
Periódico Cubano encontró esta información en el documento 104-10326-10058, publicado el pasado 18 de marzo del actual año en el portal de los Archivos Nacionales de Estados Unidos (NARA, por sus siglas en inglés).
La información revela cómo, a mediados de la década de 1990, miembros clave de la Corriente Cívica Cubana (CCC) comenzaron a sospechar que sus propios asociados podían estar trabajando para el régimen cubano bajo la dirección del Ministerio del Interior (Minint).
El informe, fechado en 1995, describe cómo la dirección de la CCC identificó a miembros que mostraban comportamientos sospechosos que sugerían su vinculación con el régimen castrista, como Jorge González, Vladimiro Roca Atúnez, Guillermo Fernández Donates y Rafael Alcides.

Una parte de los archivos desclasificados sobre el asesinato de John F. Kennedy. (Foto © NARA – Web)
A pesar de que no existían pruebas directas que vincularan a estos individuos con el régimen, los incidentes que involucraron a cada uno de ellos alimentaron las dudas y las investigaciones internas del grupo.
El primero de los individuos señalados fue Jorge González, un miembro del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), grupo de derechos humanos liderado por Oswaldo Payá Sardiñas.
Según los archivos desclasificados, la CCC se mostró particularmente preocupada por la intensidad y penetración de las preguntas de González, lo que sugería que este tenía un conocimiento interno de las operaciones del grupo.
En 1995, la dirección de la CCC estaba convencida de que González podría haber estado trabajando como una infiltración de la seguridad castrista. Un miembro de confianza del grupo proporcionó información falsa a González, información que solo él y los líderes de la CCC conocían.
Esta información terminó siendo revelada a través de entrevistas realizadas por el Minint a los líderes disidentes detenidos. Para la CCC, esto era una confirmación de que González podría haber estado actuando como un agente infiltrado.
Otro supuesto opositor bajo la mira era Vladímir Roca, un miembro de la Corriente Socialista Democrática Cubana que estuvo involucrado en un sospechoso incidente en 1992.
Roca, quien era uno de los principales aliados de Elizardo Sánchez Santacruz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), fue visitado en su casa por dos oficiales de Minint, conocidos como “Marcial” y “Daniel”. Durante esta visita, Daniel afirmó que Elizardo Sánchez era un agente de inteligencia de Estados Unidos. Este comentario, aunque desmentido más tarde por Sánchez, sembró dudas dentro de la CCC.
La información fue transmitida por Martínez-Amores a Sánchez, pero este último, al ser informado, la atribuyó a la cobertura técnica en su casa. No obstante, la CCC comenzó a distanciarse de Roca, creyendo que él podría haber sido quien pasó esa información al gobierno cubano.
Las sospechas sobre Roca se profundizaron aún más con otros incidentes. A principios de 1993, cuando el miembro de CCC, Félix Díaz, solicitó una visa a los Estados Unidos y fue rechazado, se alegó que su solicitud había sido socavada por el líder de CCC, Félix Bonne.
Roca, en conversaciones privadas con Díaz, sugirió que Bonne había sido el responsable de esta situación, algo que Bonne negó rotundamente. Sin embargo, este incidente dejó una marca indeleble en las relaciones dentro del grupo, aumentando la desconfianza hacia Roca.
Un episodio que sorprendió a los miembros de la CCC fue la reunión que tuvo lugar en la casa de Jorge González a principios de 1993. Mariana Badell, una autora que estaba trabajando en una biografía de Fidel Castro, se reunió con Bonne y Martínez-Amores en la casa de González.
Aunque la biografía de Castro no parecía tener implicaciones políticas directas, los detalles que surgieron durante la reunión inquietaron a los disidentes. Badell reveló que había almorzado con un funcionario de la embajada española en La Habana, quien la estaba ayudando a contactar a un editor, Carlos Alberto Montaner, en Madrid. La descripción del funcionario español que Badell ofreció fue tan precisa que Bonne y Martínez-Amores lo identificaron como Jorge de Orueta, un antiguo contacto de la CCC.
Este incidente sembró la duda dentro de la CCC sobre la naturaleza de la reunión. La conexión de Jorge de Orueta con la embajada española y la información que Badell compartió dejó claro que el grupo disidente estaba siendo observado de cerca por actores con posibles vínculos con la Seguridad Cubana.
Rafael Alcides, un reconocido poeta cubano y exmarido de Teresa Fernández Mardones, miembro de la CCC, generó preocupación dentro de la organización debido a la sospecha sobre su lealtad. Alcides y Fernández tuvieron un hijo juntos antes de su divorcio a fines de 1993, y aunque Fernández se volvió a casar con Ronaldo Roque, Alcides pasaba tiempo considerable en la residencia de los Roque, presumiblemente para estar con su hijo.
La CCC, preocupada por la seguridad, consideraba que Fernández tenía acceso a información sensible del grupo y se le veía como una persona emocional, con tendencia a confiar demasiado. Para evaluar la situación, Martínez-Amores fue enviado para investigar a Alcides, quien aparentemente hablaba en contra del régimen cubano de manera coherente, lo que tranquilizó a los miembros de la CCC.
Sin embargo, las sospechas resurgieron cuando Reinaldo Roque descubrió que Alcides había sido parte de una delegación de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) que visitó Madrid en 1994. Durante ese viaje, Alcides mencionó haber almorzado con Carlos Alberto Montaner, lo que, según la fuente, debió haber recibido la aprobación del gobierno cubano, sugiriendo la posible presencia de agentes de seguridad.
Al regresar a Cuba, Alcides asistió al funeral de una hermana de Fidel Castro y pronunció la oratoria funeraria, después de lo cual fue observado abrazado por el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl Castro, lo que aumentó las dudas sobre su vinculación con el régimen.
Si bien los documentos no ofrecen pruebas concluyentes de infiltración por parte de la Seguridad Cubana, los incidentes y las circunstancias que rodearon las sospechas de la CCC brindan una visión inquietante de cómo los disidentes podrían haber sido manipulados o cooptados por el régimen.
Otros archivos desclasificados sobre el asesinato de Kennedy revisados por Periódico Cubano
Tras la desclasificación de más de 80.000 páginas relacionadas con el asesinato del presidente John F. Kennedy, Periódico Cubano ha iniciado un exhaustivo análisis de estos documentos con el fin de desvelar detalles cruciales sobre Cuba y el fallecido dictador Fidel Castro. Este estudio pone un énfasis especial en las tensas relaciones entre el régimen comunista cubano y la administración de Kennedy.
En nuestra sección Cuba Papers, los lectores tendrán acceso a una amplia variedad de temas y hechos vinculados al magnicidio, muchos de los cuales estuvieron clasificados durante años, hasta que una orden ejecutiva de Donald Trump permitió su divulgación pública.
Dentro de los documentos revisados por nuestro equipo editorial, se encuentran casos de gran relevancia, como el de un doble agente, la posible conexión de un simpatizante de Fidel Castro con el asesinato, las actividades anticastristas orientadas a sabotear la producción de azúcar, y las solicitudes de visa de Lee Harvey Oswald en las representaciones diplomáticas cubanas en México, entre otros temas de interés.
