Carne de laboratorio podría ser la solución a la demanda alimenticia

Ante la creciente demanda de alimentos, empresas nacientes en Israel se han sumado a la iniciativa de producir carne de laboratorio, también llamada, carne limpia, artificial o in vitro, cultivando células animales y empleando tecnología de las células madre.

Aunque la carne sintética no satisface todos los paladares, podría eventualmente competir con la carne convencional, incluso a precios más bajos.

“La producción de carne es una actividad muy ineficiente”, indicó el profesor de bioingeniería de la Universidad Hebrea y fundador de Future Meat Technologies, Yaakov Nahmias, y agregó que “La carne cultivada, en cambio, emplea 10 veces menos agua, menos tierra y menos energía”.

Los promotores aseguran que esta carne además de tener buen sabor, es menos dañina para el medio ambiente; produce menos gases de efecto invernadero y no implica crueldad animal en su producción.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, calcula que mientras aproximadamente 13% de las emisiones de gases con efecto invernadero son producto de la agricultura, la ganadería es causante de dos tercios de esas emisiones.

Ante la necesidad de una mayor oferta para cubrir la demanda de carne en el país, Israel ha desarrollado esta industria de alta tecnología, que se ha popularizado gracias a que varios rabinos ortodoxos consideran que la carne de laboratorio es una comida kosher.

Puesto que no proviene de animales sacrificados, algunos rabinos incluso dicen que la carne de cultivo podría consumirse como hamburguesas con queso, combinación de carne y leche que la tradición judía por lo general prohíbe.

La alta tecnología está muy avanzada en Israel, por lo que la producción de carne de laboratorio fue un paso natural, según los expertos. El país importa buena parte de la carne que consume.

Varios rabinos ortodoxos han dicho que la carne de laboratorio es una comida kosher. Dado que no proviene de animales sacrificados, algunos rabinos incluso dicen que la carne de cultivo podría ser consumida como hamburguesas con queso, una combinación de carne y leche que la tradición judía a menudo prohíbe.

Entre los retos que enfrenta la industria se incluyen los enormes costos de producción, temas regulatorios y la aceptación de la gente hacia la carne sintética.

En 2013, una firma holandesa produjo la primera hamburguesa de laboratorio, a un costo de 300, 000 dólares. Desde entonces los costos de producción se redujeron y el año pasado en EEUU, Memphis Meats, producido una alternativa a la carne picada a unos 2.400 dólares la libra (poco menos de medio kilo).

Otro gran obstáculo son los productores de carne tradicional. Es probable que pasen años antes de que la tecnología esté disponible para producir filetes sintéticos para venta masiva.

De acuerdo a Max Elder, del Instituto para el Futuro de San Francisco, el principal reto será convencer a la gente de que consuma esta carne producida en un plato de Petri.

Con Información de Cuba Sí