El único parque infantil de la Isla de la Juventud lleva 11 años en el olvido

Casi once años han pasado desde que, el 30 de agosto de 2008, el huracán “Gustav” llegó a la Isla de la Juventud con vientos de 255 kms/hr, arrancando los techos de casas y edificios, redes eléctricas e hidráulicas, y almacenes de empresas.

Según recoge un reportaje del portal ADN, la población se concentró inicialmente en la lucha por la supervivencia, en la reconstrucción y recuperación de los bienes dañados; mientras que el gobierno municipal trataba de recuperar la infraestructura de la producción y los servicios.

Pero las autoridades se olvidaron del único parque infantil del municipio: “Los Caballitos”.

Con el retorno a la normalidad, la necesidad de un lugar para la recreación de los niños pineros es importante. Las autoridades del municipio, junto con las empresas, comenzaron varios planes improvisados de recuperación que no llevaron a ningún resultado.

El tema cayó en el olvido para el gobierno, pero no para el pueblo. La impaciencia popular ante la falta de soluciones fue creciendo, hasta que el clamor se hizo general y comenzaron a llegar las cartas y las quejas del pueblo al Poder Popular; el asunto llegó a convertirse en una de las reclamaciones más repetidas en las “asambleas de rendición de cuentas”.

A pesar de la presión popular, no fue hasta cinco años después (en el año 2013), y con una propuesta de los artistas de la UNEAC municipal, que se decidió echar abajo totalmente los restos que quedaban del viejo parque de diversiones construido en los años 60, y hacer un nuevo proyecto acorde a los tiempos y la tecnología actual.

Se demolieron las viejas instalaciones y se retiraron los restos de los deteriorados aparatos. A una brigada privada de construcción se le encargó la ejecución del nuevo proyecto.

Los trabajos comenzaron en el 2014 y, a causa de las irregularidades en la entrega de materiales, demoras en los pagos a los constructores, falta de coordinación y de interés de las empresas involucradas, un proyecto muy sencillo que inicialmente fue concebido para estar listo en un año, tomó cuatro.

La obra civil demoró hasta el 2018 en quedar “casi” concluida, se levantaron las cercas perimetrales, las instalaciones administrativas y de cafetería, baños y la entrada. En este año hubo cambio de gobierno en la Isla y los niños volvieron a caer en el olvido. Las instalaciones quedaron esperando los aparatos recreativos.

Actualmente la yerba ha invadido el lugar, mientras una generación completa de niños ha crecido sin conocer un parque de recreación.

Hoy los pineros, impotentes, no reclaman algo que ya dan por perdido. Nadie cree en la respuesta de las autoridades, ni en su interés por cumplir con esta obligación. Solo queda esperar cuántas generaciones más verán perdidas su infancia y el gusto de convivir con sus amigos.