Cuba compra trigo de “calidad pésima” para elaborar el pan

Mientras los directivos se justifican entre ellos, la calidad del pan que consumen los cubanos es pésima.(Foto ilustrativa: Manolo Autie – Facebook)

El trigo que Cuba compra para la elaboración del pan tiene “una calidad pésima”, confirmó Esther Arbolay Escobar, jefa del Laboratorio Central, de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Cereales Cienfuegos.

“Hoy el recibido no es el ideal, sino el que puede comprar el país. Son trigos forrajeros de la segunda y tercera cosechas de naciones como Francia, y ocasionalmente de Argentina y Alemania”, indicó.

Por ello, dentro de los sacos adquiridos es posible encontrar “semillas del campo, maíz, y a veces llegan hasta mezclados con chícharo”, lo cual incide en la textura, color y olor de los productos que se elaboran con esa materia prima.

La especialista aseguró que, a pesar de lo antes descrito, “siempre será útil, porque el trigo da gluten, y aunque débil, entre el 22 y el 23 por ciento, sirve. Por tanto, no puede afirmarse por ello que la harina es mala, cuando los indicadores establecidos dicen otra cosa. La granulometría oscila entre dos y tres por ciento, la ceniza está en 0,59, y la humedad en 12,3; todos por debajo de sus valores máximos. Entonces, con estas características, puede elaborarse un pan que la población coma”.

Sin embargo, desde la Empresa Provincial de la Industria Alimenticia (EPIA) no piensan lo mismo. Magaly Torres Abreu, directora de la entidad, aseguró al periódico 5 de septiembre que “el gluten para la producción de pan debe ser de 27 por ciento o más, lo cual no se cumple en estos momentos. Lo mismo sucede con la humedad: si el maestro panadero no es capaz de identificar que posee altos valores y le añade al proceso el agua que lleva, esto crea acidez y desagrada al paladar”.

Los consumidores también se quejan del producto recibido, pero en sus críticas interviene el factor humano. “Por qué un día viene blancuzco, que se desmorona, y al otro, bien cocido, con la corteza dorada”, cuestionaron.

Jeny Hurtado Alejo, subdirectora de Producción de la EPIA, dijo ante esto que aún era un tema pendiente “la superación individual de los obreros. Esto, junto a la mala calidad de las materias primas (y no solo la harina; también sucede en ocasiones con el núcleo y la levadura), tiene un efecto no siempre positivo en el producto final”.

Tras referenciar las numerosas justificaciones de los directivos, el texto de 5 de septiembre cierra con el mismo sin sabor que sufre los cubanos que intentan consumir “el pan nuestro de cada día”.