Cuba importa soya por más de 1.400 millones de dólares

El Gobierno cubano destinó más 1.400 millones de dólares para importar soya entre los años 2014 y 2018, la mayoría de ese producto fue destinado al consumo animal, según un reportaje de la Agencia Cubana de Noticias.

Las autoridades de la agricultura y los organismos centralizados prefieren gastar el dinero del presupuesto estatal en el extranjero, en lugar de incentivar la producción local de la soya, que proporcionaría una mayor cantidad de carne con la ceba de los animales como el cerdo.

Ahora un grupo de expertos agrícolas afirman que con 100 mil hectáreas de tierra dedicadas al cultivo de la soya se podría cubrir el 100% de las necesidades de aceite en el consumo local y alrededor del 25% de la demanda para el consumo animal, todo ello en los próximos 5 años.

Una tonelada de soya en el mercado internacional cuesta alrededor de mil dólares (precio consolador al 7 de diciembre de 2020).

“El país ha de ir hacia el pienso de producción nacional, y si la soya es uno de sus componentes principales, entonces tenemos que producir más”, dijo este pasado sábado el mandatario Miguel Díaz-Canel durante el encuentro con científicos y productores implicados en el proyecto.

Durante la reunión, el Dr. Rodolfo Ortiz indicó que el cultivo de ese grano en la Isla es muy limitado, pues solo la plantan pequeños y medianos productores y la empresa Cubasoy, la que ha logrado sembrar más de 2 mil hectáreas al año.

Sin embargo, es justo dudar de los planes gubernamentales cuando en más de 60 años la centralización, el exceso de burocracia y la penalización al campesino por “hacerse rico” han sido las claves para el fracaso de un sistema agrícola que en medio del trópico y un clima favorable no es capaz de abastecer con comida a los 11 millones de habitantes de Cuba.

Prueba de este abandono del campo es que las estadísticas oficiales del Anuarios Estadístico de 2019 de la ONEI indican que solo el 5% del presupuesto estatal fue dedicado a las inversiones en la agricultura.

Sobre ello el economista cubano Pedro Monreal argumentó que “las vulnerabilidades de la estructura económica de Cuba, agravadas por la reciente crisis asociada a la pandemia, imponen una revisión urgente de las inversiones”.

No obstante, el gobierno sabe que la producción de alimento es un tema clave pues de mantenerse la crisis alimentaria por más tiempo pudiera ser el caldo de cultivo para un estallido social. Para evitar eso, aprobaron un Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Seguridad Nutricional.

Entre los objetivos prioritarios de este plan figura: “facilitar la organización de sistemas alimentarios locales, soberanos y sostenibles que integren la producción, transformación, comercialización y consumo de alimentos y que debe producir sinergias decisivas con las estrategias de desarrollo territoriales”.