Cuba: la disyuntiva de vivir sin dólares en un país dolarizado

La prohibición de depósitos en dólares se aplicó desde este 21 de junio. (Foto: Periódico Cubano)

Durante años los cubanos han tenido que sobrevivir con las medidas que implanta el régimen, del alguna forma u otra con la creación de nuevas monedas o eliminación de las mismas, los habitantes de la isla han podido recibir las remesas que les envían desde afuera.

La comunidad de cubanos más grande se encuentra en Miami, los cuales se las han ingeniado para enviar la moneda americana (el dólar), a los familiares que quedan en la isla, pero ahora con una de las nuevas medidas del gobierno, los preciados billetes no podrán circular en el país.

Así explica Mario Barrera, a través de una conversación telefónica con la BBC, el habanero explica que él vive de las remesas que le envían desde EE.UU, «Cuba está difícil de entender. Primero te dicen que se va el CUC (la doble moneda), que las cosas serán por dólares… y unos meses después vienen y te dicen que ya no más dólares».

A partir de ahora, los cubanos dentro de la isla tendrán que utilizar otras divisas extranjeras para acceder a los escasos productos básicos que solo se encuentran en unas tiendas que creó el gobierno hace un tiempo y donde se aceptan únicamente «monedas libremente convertibles» (MLC).

El país está atravesando una de sus peores crisis, las medidas que implemento la administración de Trump y la caída del turismo por la pandemia del Covid-19, ha dejado a la isla caribeña en números rojos.

El gobierno trató de hacer un plan de ordenamiento que buscaba incentivar el trabajo, subir los salarios y fortalecer la dolarización, disparó la inflación, lo que ha agravado la escasez de comida, energía, medicamentos y productos básicos como la harina para hacer pan.

No conforme con esto el pasado 10 de junio el régimen cubano anunció que dejaría de recibir la moneda estadounidense en efectivo.

«Es difícil de entender en su lógica», declara el economista cubano Carmelo Mesa-Lago, profesor de la Universidad de Pittsburg (EE.UU.) a BBC.

«Hacen una dolarización parcial con las tiendas MLC, promueven la entrada de dólares y ahora, revierten la medida. Se aprecia un nivel de improvisación bastante notable y es muy difícil de entender cómo puede beneficiar a la gente», agrega.

Aunque las declaraciones del gobierno generalmente son vagas, el ministro de economía Alejandro Gil expresó «se ha llegado a una situación en la que para Cuba resulta cada vez más difícil encontrar instituciones bancarias o financieras internacionales dispuestas a recibir, convertir, tramitar o procesar el efectivo en moneda estadounidense», indicó.

No obstante, aclaró que únicamente afectaría al dinero en papel, dado que seguirá aceptando transferencias electrónicas.

Y al tiempo que directivos de la institución señalaron que la medida se debía a que el país tenía sus arcas «llenas de dólares que no podían utilizar», reconocieron que no contaban con liquidez suficiente para permitir la venta de la moneda en sus casas de cambio (incluso en los aeropuertos internacionales).

Pero realmente ¿a quién beneficia y a quien afecta de forma negativa está nueva modalidad para la economía cubana?.

Indudablemente, para los expertos los más afectados son los cubanos residentes de la isla, «Los más perjudicados son los cubanos que residen en la isla, les están haciendo la vida a la gente cada vez más difícil. Ahora van a tener que usar una moneda que es más cara, el euro, para comprar bienes y servicios», opina Mesa-Lago.

De acuerdo a los cálculos, cerca del 65% de la población de la isla recibe remesas en dólares.

Y para Ricardo Torres Investigador del Centro de Estudios de Economía Cubana, las altas esferas en la isla, el régimen es el que más se beneficia con la nueva medida.

De acuerdo con el académico, la decisión aumenta la liquidez de los bancos, reduce de alguna manera la cantidad de dólares que está circulando en el mercado negro y, como los cubanos tienen que depositar la divisa en tarjetas que el mismo gobierno entrega, permite a las autoridades una mayor trazabilidad de la moneda, «saber dónde está y cómo la gente usa ese dinero».

Por ahora las interrogantes singuen en el aire y a la espera o de la reversión de esta nueva prohibición o la capacidad del cubano de adaptarse ante esta adversidad.