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Periódico Cubano

Cuba, la Revolución infecciosa

OPINIÓN

Cuba, la Revolución infecciosa

La política de la Isla, según Castro, el Che y el intelectual francés Regis Debray, se proyectaba en vincular la lucha armada a la par de instaurar el socialismo

Cartel comunista y revolucionario Comandante en Jefe Ordene (2)

El gobierno instaurado es fiel reflejo de las ideas de un hombre que ha causado la muerte de miles de cubanos. (Foto: Periódico Cubano).

Lo que sería el mayor fraude de la historia de Cuba arribaría al poder en 1959. Fue este un colosal cataclismo para toda la América Latina. Un hecho con repercusión inmediata. Dentro del país comenzaba una política de transformaciones con el fin de atraer la confianza popular, toda una eficaz maniobra que desde los primeros momentos captó el apoyo del pueblo.

Lejos estaba entonces la dura realidad que se nos venía encima.

Mientras el nuevo mandato garantizaba una relativa tranquilidad, comenzaba a manifestarse un programa destinado a llevar la nueva Revolución al hemisferio.

Dentro del país, miles de fusilamientos iban dando forma a una nueva dictadura con apoyo popular. Miles huyeron al exilio, otros más fueron mermados o encarcelados. Iba diseñándose entonces una idea del megalómano dictador Fidel Castro, más interesado en marcar la historia con su impronta que en dar a su pueblo pan, justicia y paz.

La proyección hacia el extranjero comienza ya desde el mismo año del triunfo, pues en abril Cuba da apoyo a insurgentes panameños entrenados para derrocar al presidente Ernesto de la Guardia y, apenas dos meses después, prepara una expedición por mar y tierra que desembarca en Puerto Plata, República Dominicana, con el objetivo de derrocar a Leónidas Trujillo. Los intentos terminaron en sendos fracasos y se sumaron los primeros cientos de muertos.

Desde 1959 y hasta la fecha, Cuba patrocinó a fuerzas guerrilleras prácticamente en toda la América Latina, excepto México donde se había congeniado un Pacto secreto de no injerencia y tolerancia con el gobierno de Adolfo López Mateo. Corría el año 1964. Ese pacto lo rompió Fox en su gobierno (entre 2000- 2006).

La política de la Isla, según Castro, el Che y el intelectual francés Regis Debray, se proyectaba en vincular la lucha armada a la par de instaurar el socialismo, ideas que chocaban con los principios de los partidos comunistas de Chile, Uruguay, Brasil y Argentina, que seguían postulados teóricos de la hoy extinta Unión Soviética.

Toda esta etapa de los años sesenta terminó en escandaloso fracaso, y sumaron miles de muertos más a la causa de tal errada política de injerencia extraterritorial.

Dos nuevos fracasos se sumarían a la lista: la campaña fallida del Che en Bolivia, en 1967, y el derrocamiento de Allende en 1973. Estos descalabros, y la crisis que, entonces atravesaba el país, hicieron dar un giro en el afán expansionista, mirando entonces hacia otro lado: África.

Hacia esa fecha surgen misiones internacionales al Congo, Angola y Etiopía 1971 – 1991, política que se extendió a República Árabe Siria, y Argelia. Algunos triunfos, y más fracasos marcaron esta etapa.

Toda la etapa estuvo condicionada a la política de asilos a personajes que traían crímenes como separatistas de ETA, criminales fugados desde Estados unidos y otras partes de mundo, Cuba se convirtió en guarida final
de todo malhechor que huía de la justicia.

La Revolución Sandinista y su victoria en 1979, donde Cuba estuvo vinculada hasta los tuétanos hizo que Fidel Castro reevaluara su posición hacia América, Latina. Retomando con garra firme una nueva proyección de su pensamiento político. Es así que surge el Departamento América bajo la dirección de Manuel Piñeiro (Barbaroja) que marcaba de modo claro el objetivo supremo de la dirección del partido comunista. Exportar la Revolución costase lo que costase.

Había una verdad que por entonces me pareció errada. La había pronunciado El Papa Pablo VI, quien sentenció: «La revolución violenta engendra un estado de cosas aun peores que las que las originan». Tenía la razón.

La llegada de Chavez al poder en febrero 1999 abrió un espacio que Fidel quiso aprovechar de inmediato. Una revolución parásita debía enganchar a cualquier precio una nueva fuente de subsistencia, y lo logró.

Si la máxima… «uno es lo que valen sus amigos» juzguemos a partir de los amigos de Castro, Gadafi, Chávez, Ortega, Lula, Evo, los Kirchner, Kim Jong Un. Todos, ladrones, corruptos y asesinos. La historia lo pondría en el estercolero de la historia. Y, este es el sitio donde ese miserable ha de estar.

El siglo XXI, entró con la victoria de la izquierda en elecciones, que pronto mostró su verdadero rostro, ahí navega Venezuela, envuelta en la esencia del Socialismo, corrupción, miseria extrema, hambre, y sangre.

Más de cinco millones de exiliados, junto a los más de tres millones de cubanos son la prueba irrefutable que el socialismo es un engendro satánico que con mil caretas no pueden ocultar la verdad.

En abril del 2018 Raúl castro pone con un giro de su dedo a un títere al frente del gobierno, Miguel Díaz-Canel. Esta acción, de colocar a espalda del pueblo, a un presidente, sin voto popular es la mayor ofensa a la dignidad de un pueblo, y definición precisa de lo que es una tiranía perversa.

A quienes defienden este régimen de oprobio, cárcel y muerte es preciso atribuirle un epíteto: ¡Traidores!

El gobierno instaurado es fiel reflejo de las ideas de un hombre que ha causado la muerte de miles de cubanos, y de otros miles de latinoamericanos. Esta historia de deshonra, no valió la pena.

Lic. Jorge L. León

Julio 14/2020

 

Artículo de opinión publicado bajo la Política de Renuncia de Responsabilidad de Periódico Cubano

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