Cuba sigue poniéndole obstáculos a periodista Fernando Ravsberg

El periodista uruguayo Fernando Ravsberg, radicado en Cuba durante décadas como corresponsal de diversas publicaciones extranjeras, continua lidiando con los obstáculos que fuerzas de poder del gobierno cubano han decidido ponerle para boicotear su permanencia en la isla.

Recientemente Ravsberg publicó en su blog Cartas desde Cuba detalles sobre todas las trabas que le han hecho imposible su acreditación en el país, siendo como el mismo definiría, el primer inmigrante ilegal de la Isla.

En su post explica que el periódico francés Le Monde Diplomatique envió el viernes pasado una solicitud al Centro de Prensa Internacional para que le autorice a trabajar con ellos desde Cuba, pues ya él había cubierto para ese medio la elección del Presidente Miguel Díaz Canel.

Uno de los requisitos que le exigía el CIP al periodista era que tenia que estar asociado a un medio de prensa «más importante». Le Monde Diplomatique figura como tal, sin embargo, para la institución esto no es suficiente.

«Quieren, nada más y nada menos, que los directores de Le Monde Diplomatique y de El siglo Europeo, vayan personalmente a las embajadas cubanas en París y Madrid para que les expliquen cuales son estos trámites, firmen un documento legal y paguen la certificación consular, para iniciar los trámites», dice en su blog.

Según Ravsberg, el procedimiento que han tenido con él es totalmente atípico, «nunca me habían pedido que los directores hicieran esa gestión y yo tengo experiencia, estuve acreditado para Radio Nacional de Suecia, BBC, TV Azteca, Público, además de haber trabajado con permiso para la cadena Telemundo de EEUU».

Tal como el propio Ravsberg denuncia, no es la primera vez que le surgen tantos impedimentos para realizar su trabajo en Cuba. En la lista figura la prohibición de trabajar para medios como Telemundo, e incluso hacer televisión, bajo amenazas de retirarle la credencial que tenía con la BBC.

«Cuando en 2014 renuncié a seguir trabajando en BBC, presenté la acreditación del periódico Público de España. Tardaron más de 6 meses en darme una respuesta y la credencial solo apareció cuando realicé gestiones paralelas a las del Centro de Prensa Internacional», dice.

A Ravsberg no le falta trabajo, «lo que ocurre es que no me quieren acreditar aquellos que mueven los hilos de la prensa tras bambalinas, los que deciden sobre la vida de los periodistas subiendo o bajando el pulgar como Cesares mediáticos, los que odian el periodismo pisa-callos».