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Periódico Cubano

Cuba: volver a Dios

OPINIÓN

Cuba: volver a Dios

Desde el mismo triunfo Fidel utilizó su arma preferida: la mentira.

La historia es la única vía de llegar a la verdad, por tanto se torna imprescindible escudriñarla hasta los más mínimos detalles, revelar pasajes y hechos que marcaron toda una época, nos permitirá enjuiciar el futuro curso de la llamada Revolución Cubana de 1959. Desde los primeros momentos la revolución marcó su decisión de erradicar todo sentimiento religioso de nuestro pueblo. Se volvió contra Dios.

Desde el mismo triunfo Fidel utilizó su arma preferida: la mentira. Entonces decía: “No he sido nunca ni soy comunista. Si lo fuese tendría valor suficiente para proclamarlo” Enero 13/1959, En declaraciones a la Prensa escondía así su visceral ateísmo. Esta es la cruenta verdad. Los invito a descorrer toda una historia de mentiras, intrigas y crímenes.

Luego de un tiempo breve y haber tomado las primeras medidas, el gobierno lograba casi de inmediato un notable apoyo popular. En cambio, miles de cubanos escapaban sabiendo de antemano que Cuba se convertiría en una gran cárcel. Fue la época turbia y difícil de los fusilamientos a diario que dejaban miles de familias enlutadas. La fortaleza de la Cabaña se convirtió en una filial del infierno.

Ahora, el gobierno comprendía que frente a sí la voz de la Iglesia se alzaba y que debía ser acallada. En tal sentido y refiriéndose al clero católico se acuñó la frase “esbirros con sotana” La primera voz fue la del monseñor Enrique Pérez Serantes [1883-1968] quien se convirtió en duro opositor a la barbarie que venía sacudiendo al país. En una de sus cartas pastorales señaló: “No puede decirse que el enemigo está a las puertas, porque en realidad está dentro”

El primer intento del gobierno fue tratar de crear una Iglesia revolucionaria, a estilo chino: “con la cruz y con la Patria” cuyo eje central fue el sacerdote Germán Lance. Esta treta sutil fracasó y da lugar a la decisión del gobierno de apretar la tuerca hasta el final.

El lunes 18 de Septiembre de 1961 el Castro expulsa a cientos de sacerdotes en el triste suceso del buque Covadonga. Una verdadera cacería de brujas que significó un fuerte golpe a la Iglesia Católica en Cuba, y esto fue solo el principio. En Abril de 1961 se cerraron más de sesenta templos y el resto de las instalaciones religiosas. La presión fue tanta que varios obispos fueron detenidos por el G2, y el mismo Manuel Arteaga Cardenal de La Habana tuvo que buscar refugio en la embajada Argentina.

En el resto del país los asaltos a las Iglesias y las persecuciones tomaron características de política de Estado. El 6 de junio de 1961 se produjo un golpe demoledor: “La ley de nacionalización de la enseñanza” donde fueron confiscados cientos de colegios católicos y protestantes. No quedaban dudas que la cacería sería a muerte. La Iglesia contaba con un solo escudo, el amor.

El 8 de Septiembre el gobierno prohibió la tradicional procesión de la Virgen de la Caridad, lo que generó una manifestación de más de cuatro mil manifestantes que se dirigió al palacio presidencial con la consigna “Cuba sí, Rusia no” y “viva Cristo Rey”. En esta protesta muere el joven Armando Socorro, miembro de la juventud Católica, y de modo descarado el gobierno presentó como un mártir revolucionario. Burda patraña como suele hacer la tiranía castrista.

El tiempo es el filtro natural de la verdad y si fuésemos a advertir lo sucio y bajo de la ideología comunista bien podríamos recordar las palabras del Papa León XIII cuando señaló: “Mortal enfermedad que se infiltra por las articulaciones más íntimas de la sociedad humana, poniéndola en peligro de muerte”

En el orden social el revuelo de la Ley de Reforma agraria proclamada el 17 de mayo de 1959 fue degenerando con la segunda Ley de reforma agraria del 3 octubre de 1963 y luego tras un sin fin de decretos el gobierno obtuvo el control total de las tierras que permite al campesinado solo el usufructo de la misma. Nada quedó de aquella esperanza guajira de ser el dueño de su tierra. Esto, a la larga fue determinante en la crisis agraria que arrastramos hasta hoy.

En Julio de 1960 se aprueba la ley 851 que fue la base de las grandes nacionalizaciones del periodo y de la proclamación del carácter socialista de la revolución en abril de 1961. Entrábamos de lleno en lo que sería la tiranía más longeva y cruenta del continente.

La miseria siempre presente no llegó a niveles trágicos dado la relación parásita con respecto a la extinta Unión Soviética que, a su vez, ganaba un satélite en esta parte del mundo. Era una relación oportunista de ambas partes. La caída de la Unión soviética, décadas más tarde, abrió las puertas al llamado periodo especial y la agudización de todo los males de nuestro país. Apareció el hambre y una desesperanza total en todos los sectores del país. La emigración ilegal y un pensamiento ajeno a los principios adoctrinados por el régimen, llegaron a extremos en un sector grande de la juventud. Ante esto creció la represión, la vigilancia y el chantaje político. Para tener una idea de la magnitud de la crisis el PIB (producto interno bruto) bajó un 36 % de casi 32 millones a tan solo 19.1 millones de pesos.

La tiranía desesperada agudizó la represión con métodos más sutiles a veces y despiadados en muchos otros, siempre tratando de mantener su careta democrática. Un hecho vino a sumar otro episodio de crimen, este quizás el más sucio y bárbaro de su largo historial de asesinatos. Nos referimos al hundimiento del remolcador 13 de Marzo, aquel fatídico 13 de julio de 1994 donde murieron 37 personas, de ellos 10 niños. La Iglesia católica dio total apoyo a las víctimas y no se mezcló con ninguna de las falacias del régimen. Este crimen fue condenado por la OEA que en 1996 abrió un expediente por las denuncias de sobrevivientes y grupos de derechos humanos. Para el mundo, quedaba claro que la tiranía era capaz de lo peor a fin de mantener sus privilegios.

Toda la historia de la etapa revolucionaria ha estado manchada de sangre y nunca ha logrado la confabulación de la Iglesia Católica.

El proyecto Varela auspiciado por el Movimiento Cristiano de Liberación en 1998, abrió una brecha en la coraza del régimen basado en el artículo 88 de la constitución cubana de 1992, Oswaldo Paya, sin duda se presentó como un serio peligro para la tiranía, entonces se fraguó su asesinato el 22 de julio del 2012.

Todo esto transcurría en medio de la más criminal política de abandono social, donde la población no solo carece de libertad y comida, sino también de agua y productos de aseo, y las más elementales condiciones de vida. Nada queda del concepto Democracia. Nada.

Aún hoy y tras tantos escándalos de violaciones a los derechos humanos la tiranía sigue dando golpes por motivos de discriminación religiosa. Prueba de ello es la acusación de la ONU al gobierno de Cuba por perseguir y destruir templos del movimiento Apostólico de Cuba.

La tiranía no escarmienta y muestra hoy su rostro más despiadado con el lanzamiento de medidas que llevan al desamparo a gran parte de la población cubana, Los sueños de libertad quedan aún por hacer; el hambre no teme al miedo. Aún hay que esperar. Pero algo tenemos los cubanos muy claro antes de iniciar un primer paso en libertad y democracia, los cubanos todos inclinados y de rodillas debemos, volver a Dios.

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1 Comment

1 Comment

  1. Yoanny Garcia Alonso

    28 julio, 2020 - 11:18 AM at 11:18 AM

    …de los mejores artículos que he visto porque nos muestra verdadera base de todos que no es ni el limon ni el fuego sino el AMOR porque que otra cosa sino esto ES DIOS… rescatando los constructivos valores humanos por sobre los intereses humanos capitales es primordial…

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