“Es capitalismo, es mejor”: A los cubanos no les molesta quedarse a vivir en Ciudad Juárez

La nueva política migratoria acordada entre los gobiernos de Estados Unidos y México provoca que miles de cubanos, en espera de obtener el asilo político, vean las ciudades fronterizas como un nuevo hogar.

Para evitar el aumento de aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador aceptó que los migrantes permanezcan en territorio mexicano en lo que las autoridades estadounidenses avalan o no sus respectivas peticiones de asilo.

Esta situación, indica un reportaje de The New York Times, hace que los cubanos busquen techo y trabajo en Ciudad Juárez, una urbe fronteriza bajo el control del crimen organizado desde hace muchos años.

De hecho, la estricta política migratoria hace pensar a muchos cubanos que Ciudad Juárez sería el destino final del viaje que iniciaron con tal de alejarse de la ineficiencia del sistema socialista.

Algunos ya empezaron a abrir restaurantes y en las entradas o interiores, cuelgan la bandera cubanas para atraer compatriotas con la idea de sentirse como en casa, pero en mejores condiciones de vida y más libertades.

En la urbe mexicana se puede ver a cubanos integrándose a la dinámica mexicana trabajando como vigilantes nocturnos, camareras, carpinteros, asistentes y hasta peluqueros.

“Me siento satisfecha aquí, me siento útil”, comenta Náyade Hidalgo Ruiz, de 24 años, quien atiende mesas en el restaurante cubano “Little Habana”, desde que fue regresada a México en junio tras pedir el asilo en diciembre pasado.

Los poco más de 10 dólares que gana al día como mesera es una cantidad superior a la que obtenía en Cuba como salario. “Puedo comprar un yogurt si quiero, aquí es diferente, es capitalismo, es mejor”, agrega en la entrevista con el medio estadounidense.

“Little Habana” fue abierto por una empresaria llamada Cristina Ibarra, quien le da trabajo a cubanos con la libertad de que ellos diseñen el menú para sorprender a los clientes.

El éxito de este negocio le ha llevado a planear uno más, pero de pizzas cubanas y con ayuda del cocinero de “Little Habana”, un cubano conocido como Santo Domingo.

Él, cuando vivía en la isla, dirigía una pequeña cafetería, pero siempre tenía problemas con policías y el mismo gobierno que no le daba condiciones seguras para trabajar en el sector privado.

“Me gusta estar en el negocio, a diferencia de Cuba, en México puedo ir al mercado y comprar todo lo que necesito para trabajar”, añade el caribeño.

Sin embargo, la peligrosidad de la ciudad también es preocupante y existen casos de cubanos que solo salen a las calles para trabajar, tal como ocurre con Dayamí, una madre de 28 años que cruzó la selva panameña con su hijo de 3 años con el fin de entrar a EEUU.

Ella y su pequeño tiene un espacio para dormir en el refugio de la Iglesia San Juan Apóstol y Evangelista, donde pasan el mayor tiempo del día encerrados y haciendo tareas. La madre únicamente sale cuando sabe de ofertas de trabajo.