Cubanos se preparan para honrar a San Lázaro

En vísperas de este 17 de diciembre día de honrar a San Lázaro, los cubanos y en particular los habaneros se preparan para la habitual peregrinación que se realiza hacia el Santuario del Rincón en el municipio de Boyeros.

Una nota emitida por la Comisión Provincial de Seguridad Vial de La Habana, informa sobre las regulaciones del tránsito para lograr el correcto funcionamiento de esta peregrinación.

“A partir de las 6:00 a.m. del lunes 16 y hasta el martes 17, quedarán cerradas al tránsito de vehículos y con prohibición de parqueo las vías: carretera de Santiago de las Vegas, desde la calle No. 413 hasta el intermitente del Rincón; carretera del Rincón, desde el intermitente hasta la carretera de San Antonio; carretera del Wajay, desde línea de ferrocarril hasta la carretera del Cacahual”.

Además, las autoridades del tránsito exhortan a los usuarios de la vía a cumplir con las disposiciones establecidas y mantenerse atentos a las orientaciones con el objetivo de evitar aglomeraciones innecesarias de vehículos y la ocurrencia de accidentes.

La devoción por San Lázaro en Cuba ocupa el segundo lugar después de la Virgen de la Caridad, esta veneración está casi siempre ligada a la santería. Los devotos de San Lázaro le ofrecen grandes sacrificios, entre los cuales está la flagelación corporal.

La efigie se coloca en las afueras de la iglesia, porque la institución no reconoce al San Lázaro que veneran los devotos. Delante, una sábana blanca sirve de alcancía donde se arroja dinero. Muy cerca, una fuente emana un constante chorro de agua, supuestamente bendecida por la deidad y es llevada por los creyentes.

A las 12 de la noche del 16 de diciembre, la muchedumbre hace silencio ante el advenimiento del Día de San Lázaro. A esa hora se produce la misa más importante de la jornada y el resto del tiempo, los párrocos se mantienen atendiendo a los penitentes, tratando de aliviar su dolor corporal y espiritual.

Cada año la peregrinación supera los 15.000 creyentes, dichos penitentes mantienen en secreto el milagro que desean se le cumpla, como parte de la mística que rodea sus acciones. Son múltiples los casos de familias que durante el año ahorran para hacerle ofrendas a San Lázaro, mientras otros van allí a rezar y meditar sus penas frente a la estatua del santo.