Cubanos se quejan de no encontrar “ni cables para instalar el split”

La avalancha de cubanos en las nuevas tiendas que operan exclusivamente en dólares, tanto en La Habana como Santiago de Cuba, es inmensa. La mayoría acude para comprar artículos electrodomésticos en un proceso que conlleva una serie de pasos burocráticos y colas de horas.

Pero cuando los consumidores finalmente alcanzan a comprar un artículo, la odisea no hace más que comenzar si se quiere instalarlo en casa.

Eso es lo que le sucede a la cubana  Amarilys Ruíz Martín (Águila 114, entre Colón y Trocadero, Centro Habana) quien escribe al periódico estatal Juventud Rebelde para contar como luego de una semana con un Split que compró en la tienda Nela de la Habana Vieja, no ha podido disfrutar de sus bondades pues no encuentra los cables para su instalación.

“Qué felicidad, pensé, ahora sí vamos a dormir bien. Pero ahora viene lo “bueno”: El cable Royal Cord para hacer la instalación no aparece en las tiendas en CUC, y cuando entras a internet los revendedores lo tienen a 50 CUP el metro. Nosotros necesitamos 50 metros, que equivalen a 2 500 CUP”, se queja la ciudadana en busca de una respuesta que el medio de prensa no tiene.

El problema, según Ruiz Martín, radica en los revendedores, pues en las tiendas sí ofertan ese producto. Sin embargo, en ellas “con su espectacular red de información, con todo el tiempo del mundo porque no trabajan, van para las tiendas y los compran al por mayor”.

También culpa a los administrativos de esas tiendas y clama por una restricción de las ventas, “en las tiendas, que no les interesa poner límite de venta porque quieren salir rápido de ese producto que es pan caliente (…), les da lo mismo vender 30 metros que 3 000”.

“Entonces, lo que les cuesta a ellos 0.95 cuc, nos cuesta a nosotros 2.00 cuc. Es un negocio redondo: le están sacando 1.05 cuc. Más de lo que les costó”.

Esta nueva denuncia por los productos desaparecidos de las tiendas de Cuba llega a días de los sucesos acontecidos en el Mercado de Cuatro Camino recién inaugurado en la capital. Ante la escasez de productos, el Gobierno decidió concentrarlo en un solo lugar y las consecuencias fueron evidentes.