Multan con 1.000 pesos a cuentapropista cubano por vender pastelitos

Un cuentapropista cubano identificado como Reiner Fuentes ha denunciado que unas inspectoras de la Oficina de la Administración Tributaria (ONAT) le impusieron una multa de 1.000 pesos por vender pastelitos en las calles de La Habana.

En medio de su impotencia e indignación, Fuente se desahogó a través de su cuenta en Facebook, donde cuestionó la sanción recibida. “En estos momentos me están poniendo una multa de 1000 pesos por detenerme a vender mis pasteles. ¿Hasta cuándo? ¿Cómo pago esta multa?”, escribió.

Pese a que el cuentapropista no señaló mayores detalles acerca del acontecimiento, junto a este comentario publicado adjuntó una foto en la que es posible apreciar el preciso momento en que la inspectora está aplicándole la multa.

Por medio de otra publicación, el antillano siguió increpando: “¿Cuánto es el salario promedio de este país para que le pongan a un hombre 1.000 de multa? ¿Cuántos días tengo que dejar de comer para pagarla? No la voy a pagar. No la puedo pagar”.

Lamentablemente, esta no es la primera vez que Fuentes ha sido víctima de los abusos de los inescrupulosos inspectores de la ONAT cuando él intenta vender algunos pasteles que le ayuden a obtener el sustento para su hogar.

“Hace dos años y unos meses vivo en La Habana desde que vine tengo cambio de dirección y todos mis papeles en regla. Vendía turrón de maní que compraba en Villa Clara y traía en tren pasando mil sacrificios y sin robar nada a nadie. El primer gran golpe fue una vez que olvidé uno de los muchos documentos que exigen para trabajar y me pusieron 1500 de multa más el decomiso de la mercancía valorada en 4.000”, contó.

Fuentes continuó narrando lo sucedido, indicando: “además me condujeron esposado a la unidad y para colmo vi como en los carnavales le repartían mis dulces a los policías que cuidaban el malecón… ¿Hasta cuándo en este país no podremos vivir como personas?”, reprochó.

Otros cuentapropistas cubanos también han pasado por situaciones similares a esta, donde se ven muy limitados de vender sus productos por impedimentos absurdos de funcionarios del gobierno; tal como le ocurrió hace algunas semanas a Augusto Figueroa Galindo.

Figueroa comentó que unas inspectoras le impusieron una sanción que le exigía el pago de 1.000 pesos por vender frituras; hecho que causó gran molestia en el isleño quien en medio de su frustración llamó a las mujeres “funcionarias públicas corruptas” y además “abusadoras”, por no permitirle realizar el trabajo que le da la posibilidad de llevar comida a su hogar.

Con Información de Ciber Cuba