De poeta maldito a Premio Nacional: Delfín Prats sigue viviendo en la pobreza

El poeta cubano Delfín Prats, censurado en Cuba durante 20 años, ha sido reivindicado por el régimen cubano con la entrega del Premio Nacional de Literatura 2022, anunciado en el mes de diciembre y consumado el pasado viernes en el marco de la 31 Feria Internacional del Libro de La Habana.

De las manos del ministro manotazo, Alpidio Alonso Grau, recibió el escritor holguinero el reconocimiento por la obra de toda una vida que incluye libros como Lenguaje de mudos, Para festejar el ascenso de Ícaro, Lírica amatoria, El esplendor y el caos, Exilio transitorio y Abrirse las constelaciones. 

Sin embargo, ese repaso total por su obra no incluyó una disculpa por la destrucción de la primera edición de Lenguaje de mudos, Premio David de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en el año 1968, como parte de la brutal censura del régimen cubano contra exponentes de todas las manifestaciones artísticas desde finales de los años 60 y gran parte de la década del 70.

Prats estuvo prohibido en Cuba desde 1968, fue perseguido durante años por homosexual y el castigo en el ostracismo duró hasta 1987. Lenguaje de mudos, no se volvió a editar en su país hasta el reciente 2012, por el sello de Ediciones La Luz en su natal provincia de Holguín.

La película cubana Santa y Andrés del realizador Carlos Lechuga está inspirada en Delfín Prats, contando la historia de un escritor homosexual crítico con el régimen al que se le han negado todo tipo de libertades y vive en la miseria en una casa abandonada en el campo donde, incluso allí, es vigilado y custodiado frecuentemente por agentes de la Seguridad del Estado. La cinta también fue prohibida en la Isla en el año 2016, repitiendo así el ciclo de censura de su personaje principal.

Delfín Prats, un poeta premiado en la miseria

El Premio Nacional de Literatura 2022 ha pasado la mayor parte de su vida sumido en una gran pobreza, que lo ha obligado a practicar todo tipo de oficios. Por su preferencia sexual fue castigado con trabajo forzoso en uno de los campamentos de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) y sufrió varios meses de prisión en el Combinado del Este.

El galardón “destinado a escritores cubanos que han contribuido al enriquecimiento de la cultura nacional por el aporte de una obra literaria trascendente”, según el Ministerio de Cultura de Cuba, había sido reclamado para Delfín Prats durante muchos años por un inmenso grupo de escritores e intelectuales de la Isla.

A razón de esto, toda su obra que ha sido publicada por editoriales, revistas y antologías de varios países y traducida al italiano, francés, inglés y alemán, ahora a sus 77 años de edad, tendría la posibilidad de ser editada y de llegar a muchos de sus coterráneos que no la conocen.

El dramaturgo y activista político exiliado en España, Yunior García Aguilera, publicó hoy un poema en su perfil de Facebook donde se lamenta por el devenir que ha tenido la obra y la figura de Delfín Prats, quien después de tantos años de censura y olvido ahora ha sido reconocido como Premio Nacional de Literatura por el mismo gobierno que causó su defenestración. 

“…Yo sé que te persiguen, que te asedian, que a cada paso te exigen credenciales, que apalean tus canciones delante de tus ojos, y escupen sobre las canciones de tu adolescencia. Sé que han puesto un hierro duro sobre tu corazón, poeta, pero es triste este eclipse de almas, y verte reducir el verso a ese espacio demasiado ínfimo de tu casa, tu ciudad y tu Isla, porque tu verso, aunque tú ni te enteres, ya vio del otro lado de los horizontes, abrirse, poeta, a las constelaciones”.

Las autoridades que lo celebran en estos pocos días de homenajes —porque bien lo dice el refrán: poco dura la felicidad en casa del pobre— han ignorado durante años las carencias que aquejan al poeta, quien el pasado 14 de diciembre, el mismo día de su cumpleaños, sufrió un robo en su casa porque la puerta no tiene ni siquiera pestillo, según expuso en redes el activista cubano Ghabriel Pérez.

Por su parte, Paula Lobón, la madre de la activista Camila Lobón, también contó en Facebook que la situación de Delfín “va más allá de lo triste, desde la alimentación hasta tener que caminar Holguín muchos amigos que no tienen nada, para encontrar a precios exorbitantes al menos 20 tabletas del medicamento que lo mantiene estable”.

“Por respeto a él no voy a escribir otros temas”, agregó: “Hay personas que superan daños y miedos, hay otras que no lo logran nunca y les acompaña para siempre la inseguridad y la paranoia. No es una defensa ni una crítica a ninguna opinión, ni esto que escribo dará la idea de la cruda realidad de ese pueblo y de Delfín, que es bien desesperante”.