Las deportaciones deben centrarse en los represores del régimen, no en madres civiles

 Han aflorado contradicciones y errores al aplicar una política de deportación masiva. (Foto © Periódico Cubano)

La administración de Donald Trump ha implementado una de las políticas migratorias más estrictas y controvertidas de la historia reciente de los Estados Unidos. Con el objetivo de eliminar a aquellos considerados “indeseables” dentro del país, se ha centrado en una “ofensiva de deportación” que afecta no solo a criminales, sino también a individuos cuya única falta ha sido huir de su país de origen en busca de libertad.

En las últimas horas, la comunidad cubana ha sido testigo de un caso especialmente doloroso: la madre Heydi Sánchez Tejeda, quien fue detenida por ICE en Tampa, Florida, y deportada a La Habana en cuestión de horas.

La joven fue separada de su hijo de un año, al que aún amamantaba. Su esposo, Carlos Yuniel Valle, ciudadano estadounidense de origen cubano, alzó la voz para denunciar que su hijo pequeño ha quedado sin la protección materna.

Este caso pone de manifiesto las contradicciones y errores cometidos al aplicar una política de deportación masiva. La administración de Trump ha caído en una trampa peligrosa al deportar a personas que, aunque puedan tener un estatus migratorio irregular, no representan una amenaza para la seguridad pública ni para el bienestar de la nación.

Heydi Sánchez Tejeda no ha cometido delitos y además se encuentra casada con un ciudadano estadounidense. (Foto © Heydi Sánchez Tejeda – Facebook)

Este episodio demuestra que no se está llevando a cabo un análisis detallado de cada situación individual. Lo que es aún más grave es que este tipo de decisiones no solo resultan inhumanas, sino que también deterioran la imagen del presidente Trump y su administración dentro de la comunidad del sur de la Florida.

Represores comunistas deberían tener la prioridad

Por otra parte, hay casos en los que las deportaciones de Trump tienen un respaldo legítimo y ético, como es el caso de los represores cubanos y miembros del Partido Comunista.

La comunidad cubana en Estados Unidos, que ha sufrido las consecuencias de décadas de represión en la isla, apoya firmemente la deportación de aquellos individuos que han estado involucrados en violaciones de derechos humanos y en la perpetuación de un régimen autoritario.

Daniel Morejón García mintió sobre su pasado comunista y como represor, para poder entrar a los Estados Unidos. (Foto © DHS)

Entre ellos se encuentran exagentes de la seguridad del Estado, miembros del Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas, así como otros funcionarios del aparato gubernamental.

El trabajo del congresista Carlos Giménez ha sido fundamental en esta lucha, al presentar una lista con los primeros 100 nombres de estos represores y exigir su expulsión del país. De momento se ha logrado la salida de EEUU de Daniel Morejón García, Juana Orquídea Acanda Rodríguez, Misael Enamorado, Evelio Eduardo Velázquez Infante y Leandro Rubén Garnica González. Estos últimos cuatro en condición de autodeportados.

Estas acciones no solo son justas, sino necesarias, ya que permiten evitar que aquellos que han ejercido violencia política y represión en su país encuentren refugio en Estados Unidos.

La política migratoria de Trump, si bien a menudo es criticada por sus efectos sobre los migrantes no criminales, también debe ser apoyada cuando se trata de aquellos que han sido responsables de la opresión y el abuso en Cuba. La cuestión no es solo la implementación de la ley, sino también la aplicación justa de la misma.