El desastre de Chernobyl pudo haberse repetido en Cuba

La exitosa miniserie de “Chernobyl” tiene eco en la comunidad cubana, pues el desastre que vivió esta central nuclear soviética pudo haberse repetido en la isla si se concretaban la construcción de una instalación similar ordenada por Fidel Castro.

Con descargas clandestinas o a través del “Paquete Semanal”, un sistema offline que distribuye material audiovisual en todo el país, una gran cantidad de ciudadanos de la isla han podido ver la serie de la cadena estadounidense HBO.

La producción trata de los acontecimientos previos, durante y posteriores a la explosión del reactor cuatro de dicha central nuclear en la madrugada del 26 de abril de 1986 y además retrata al decadente sistema socialista que, con tal de sobrevivir, incurría a las mentiras y a la falta de transparencia.

Sus capítulos causan nostalgia en los cubanos porque en varias escenas ven objetos que llegaban a la isla provenientes de la Unión Soviética cuando este país era el principal socio del gobierno cubano.

“Lo primero que me llamó la atención fue que los objetos eran los mismos de las casas cubanas de los ochenta porque todo venía de la Unión Soviética. Fue volver a ver mi infancia”, explica Sonia, una joven emprendedora de 35 años.

La entrevistada comparte la idea de que a Cuba llegaron muchos de los males del sistema soviético y uno de ellos pudo haber sido la planta que quedo a medio construir junto a una ciudad edificada exprofeso para que vivan quienes iban a trabajar en ese lugar.

El accidente que costó la vida de miles de personas no fue motivo para que, en su momento, se detuviera la construcción del reactor en la costa sur de la isla; en la suspensión influyó más la negativa de EEUU de tener una planta nuclear cerca de su territorio y la insuficiente capacidad económica de Cuba para mantener vivo el proyecto.

Cuando aún existía fe en el proyecto llamado Central Electronuclear de Jaraguá y presentado como “La obra del siglo”, Fidel Castro impuso a su hijo, Fidel Castro Díaz-Balart, como líder debido a que se había graduado como Físico en la URSS.

El objetivo principal de la planta era eliminar la dependencia cubana del petróleo que representaba un gasto muy grande para las arcas del régimen y demostrar al mundo la potencia científica de la isla.

La planta de Jaraguá se frenó de manera definitiva tras la desaparición de la URSS y las negativas que recibió Fidel Castro cuando buscaba socios para continuarla construyendo, de todo esto, solo quedó en pie el primer edificio de cuatro reactores en planes y Ciudad Nuclear.

Lejos de ser una urbe abandonada como su gemela ucraniana de Prípiat, que estaba junto a Chernobyl y tuvo que ser evacuada por la radiación, en dicho asentamiento cubano habitan los físicos y técnicos que iban trabajar en la planta y hoy realizan labores muy alejada de lo que estudiaron.

“Te juro que pensé en toda mi gente de aquí y en mi papá”, comenta la joven Yamilia , habitante de una ciudad detenida en el tiempo y que perdió su razón de ser.

Otro situación que vincula a Cuba con Chernobyl son los más de 26 mil niños que llegaron a la isla provenientes de Ucrania, Rusia y Bielorrusia para recibir tratamientos por las enfermedades que tenían debido a la radiación, plan de salud que se va a renovar este verano entre La Habana y Kiev.

Lo anterior está retratado en la película “Un traductor”, dirigida por Sebastián Barriuso y hermano Rodrigo.

La cinta debutó en varios festivales de cine realizados en La Habana y en el Sundance, con sede en EEUU y en su trama también se vive el inicio del Periodo Especial y la transición que vivió la isla por la desaparición de la URSS.

Su personaje principal es interpretado por el actor brasileño Rodrigo Santoro y en el filme representa a un maestro que tiene que abandonar las aulas para ser el interprete de los niños que llegaron de tierras europeas.

“En la medida que conocíamos más sobre Chernóbil y lo qué pasó, a mí no se me iba de la cabeza ese pensamiento: en Cuba estaban construyendo una igual. Yo siento que el accidente de Chernóbil fue de alguna manera un catalizador que aceleró la desintegración de la URSS”, refirió el cineasta.

Sebastián Barriuso asegura que el mundo enfrentó consecuencias innecesarias por la terquedad de un sistema y  “no me quiero ni imaginar qué hubiera pasado en Cuba de haberse repetido algo similar”, concluyó el director.

Con Información de CubaNet