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El gran error de Karl Marx: el capital no explota, empodera

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El gran error de Karl Marx: el capital no explota, empodera

‘El Capital’ contienen contradicciones fundamentales que han llevado a sociedades a abismos económicos y sociales

Karl Marx errores en el Capital

Karl Marx no supo prever cómo las inversiones en tecnología, infraestructura y educación pueden elevar la productividad y calidad de vida de los trabajadores. (Foto de referencia © Periódico Cubano – Grok)

La teoría marxista, en su esencia, condena al capital como la base sustancial para justificar la lucha de clases y establecer la dictadura del proletariado. Sin embargo, los ideólogos comunistas no supieron anticipar que el capital, lejos de ser un enemigo del trabajador, puede ser su mayor aliado.

Los postulados de Karl Marx en El Capital contienen contradicciones fundamentales que han llevado a sociedades a abismos económicos y sociales, y cómo el capitalismo ha demostrado ser una fuerza de progreso cuando se estructura de manera adecuada.

En su obra cumbre Marx define el capital como “una relación social de producción”, un mecanismo que, según él, explota a los trabajadores al apropiarse del excedente de su trabajo. Para el falso Prometeo de Tréveris, el capital no es simplemente un conjunto de recursos materiales o financieros, sino el producto de una estructura social diseñada para perpetuar la desigualdad entre la burguesía y el proletariado.

Esta perspectiva reduce el capital a un fenómeno opresor y niega su capacidad transformadora. Marx no prevé cómo las inversiones en tecnología, infraestructura y educación —elementos intrínsecos del capitalismo— pueden elevar la productividad de los trabajadores, mejorar sus condiciones de vida y, en muchos casos, empoderarlos económicamente.

El capital como aliado del trabajador

En sociedades capitalistas, los recursos generados por el capital se invierten en maquinaria, tecnología y capacitación, factores que incrementan la productividad laboral. Este aumento de la productividad genera mayores ingresos tanto para las empresas como para los trabajadores. Un claro ejemplo es el surgimiento de la clase media en países desarrollados, impulsada por economías capitalistas que supieron aprovechar las ventajas del mercado y la inversión de capital.

El economista Milton Friedman argumentó que “el sistema capitalista es el único que ha logrado elevar el nivel de vida de grandes masas de personas” (Capitalism and Freedom, 1962). Esto contrasta directamente con las economías planificadas inspiradas en el marxismo, donde la ausencia de incentivos individuales y el mal uso del capital han resultado en crisis económicas recurrentes.

La aplicación de las teorías de Marx en la Unión Soviética, Europa Oriental, Venezuela, Cuba y otros países comunistas ha demostrado las limitaciones prácticas de su modelo. Sin un sistema que fomente la acumulación y reinversión del capital, estas economías experimentaron baja productividad, escasez de bienes y servicios, y condiciones laborales deplorables.

En contraste, el capitalismo ha permitido la generación de riqueza en países como Estados Unidos, Alemania y Japón, donde el capital ha sido gestionado para beneficiar tanto a los empresarios como a los trabajadores. Las cifras de crecimiento económico y bienestar social en estas naciones refutan las afirmaciones de Marx sobre la explotación inherente al capitalismo.

Algunas contradicciones de Marx

  • Negación de la innovación tecnológica: Marx no prevé cómo la tecnología financiada por el capital puede liberar al trabajador de tareas extenuantes y aumentar su producción.
  • Fallo en la comprensión de los incentivos: La teoría marxista subestima el papel de los incentivos individuales en la generación de riqueza. Adam Smith, en La riqueza de las naciones (1776), demostró que la búsqueda del beneficio individual conduce, paradójicamente, al bienestar colectivo.
  • El concepto de explotación: Marx considera que toda ganancia es un robo al trabajador. No obstante, las ganancias permiten reinversiones que benefician a los empleados a través de salarios más altos, mejores condiciones laborales y estabilidad económica.

Lejos de ser un enemigo, el capital es un motor esencial para el progreso humano. Las economías que han abrazado los principios capitalistas han demostrado que la acumulación y reinversión del capital no solo aumentan la riqueza general, sino que también mejoran la calidad de vida de los trabajadores.

Ejemplos sobran de asalariados en cualquier nivel, que a golpe de iniciativa supieron emprender en proyectos innovadores que a la postre transformaron el mundo: Howard Schultz (Starbucks), Oprah Winfrey (Harpo Productions), Do Won Chang (Forever 21), Larry Ellison (Oracle) y Daymond John (FUBU) son solo algunos.

Marx, con su teoría, no logró prever estas posibilidades y, en su lugar, propuso un sistema que ha demostrado ser insostenible y contraproducente.

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