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Embarazadas y bebés en las cárceles de Cuba padecen lo mismo que el resto de las reclusas

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Embarazadas y bebés en las cárceles de Cuba padecen lo mismo que el resto de las reclusas

“El momento de la separación es muy desgarrador. Un beso y no mirar atrás”

Al menos seis suicidios ya ocurrieron en cáceles cubanas durante este año

Los bebés de reclusas se crían en prisión hasta el primer año. (Foto: Ismael Francisco – Cubadebate)

Las pésimas condiciones de vida en las prisiones de Cuba son un problema que reclusos han denunciado por años, pero que al tratarse de internas mujeres y embarazadas resulta incluso peor, pues estas condiciones las padece también el bebé al nacer.

De acuerdo con un reportaje de Diario de Cuba, que entrevistó a una ex reclusa que atestiguó el trato que reciben las embarazadas en las cárceles de la Isla, estas no gozan prácticamente de ningún privilegio especial, pues no reciben el alimento suficiente, ni los medicamentos que deberían.

“Algunas mujeres entran ya embarazadas a la cárcel; pero otras, buscando salir del régimen de máxima severidad, se preñan en el llamado ‘pabellón’, o con algún trabajador de mantenimiento, un preso, un guardia, el que sea”, cuenta Lola.

La mujer, que prefirió no revelar sus apellidos, cumplió condena en la Prisión de Mujeres de Occidente, conocida como Prisión del Guatao, entre 2016 y 2019.

Afirma que las embarazadas se encuentran expuestas al humo del tabaco de otras reclusas, pero que también algunas fuman por decisión propia, además de que muchas veces por los cambios de humor buscan pelea, a pesar de su condición.

Pese a que las embarazadas necesitan una gran cantidad de nutrientes, para brindarle al feto y poder sobrellevar su embarazo, en las cárceles cubanas no reciben los alimentos que necesitan, especialmente alimentos de origen animal los cuales, al igual que en el exterior, no existen en las prisiones.

“¿Merienda? ¿Qué merienda? Ellas comían lo mismo que las demás. Solo les echaban un poquito más de arroz. Leche, nunca. En el desayuno, cocimiento”, explica la ex prisionera.

Aunque en Cuba no hay cifras oficiales de cuántas embarazadas dan a luz en las prisiones, deben padecer al igual que el resto de las reclusas, del hacinamiento, las malas condiciones de higiene, y la falta de alimentos y comunicación con el exterior.

Ya que los primeros años son cruciales en la formación de los niños, que el bebé pase su primer año en confinamiento en la prisión puede tener severas consecuencias, tanto físicas como psicológicas.

“De las embarazadas que vi parir, muchas tuvieron niños con complicaciones o malformaciones pulmonares, de corazón, médula… problemas críticos, eso me llamó mucho la atención”, afirma Lola.

Todo lo anterior podría deberse a la falta de ácido fólico, hierro y demás suplementos y vitaminas necesarias durante el embarazo.

A esto se suma que los bebés no conviven con otros familiares durante su estancia en la cárcel, más que en las visitas, además de que todo con lo que cuentan es limitado, desde el espacio que habitan –con una cuna que no se adapta a su crecimiento –hasta juguetes y cualquier otro medio de estímulo.

“Al niño lo sacan diariamente 15 minutos a coger sol; cuando está un poquito más grande, lo dejan hasta una hora”, añade Lola.

En el primer cumpleaños del bebé, éste es separado de su madre, pero primero se le celebra en la prisión, algo que la ex reclusa calificó como “demoníaco”, por la crueldad que implica.

“La Dirección de la prisión se encarga de buscar el cake, la ensalada, como para un cumpleaños normal. Participa la familia, el resto de las reclusas, las reeducadoras, por un espacio de dos horas a lo sumo. Luego el niño se va con la persona que lo va a cuidar, que a veces es un desconocido, en caso de que no haya otros parientes o que la familia no se quiera hacer cargo, y vaya a parar a una casa de niños sin amparo, o como le llaman aquí, ‘hijos de la patria’”, explica.

“Algunas reclusas utilizan la maternidad para evadir por un tiempo el régimen severo, pero muchas crean verdaderos lazos con su bebé. Por eso el momento de la separación es muy desgarrador. Un beso y no mirar atrás”, concluyó.

La falta de garantías para madres e hijos en prisión, así como la separación abrupta de la madre que es la única con la que ha convivido desde su nacimiento, pueden traer graves consecuencias para el niño en cuestión, principalmente psicológicas.

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