«En Cuba no hay hambre»: Frei Betto niega escasez de alimentos

El teólogo brasileño Frei Betto, asesor de Cuba para el Programa de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (SAN), negó que existiera escasez de alimentos en Cuba.

Betto narró su estancia en la Isla como parte de la evaluación para el programa, financiado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Oxfam y la Unión Europea, informó Diario de Cuba.

“En Cuba no hay hambre. ¡Pero los cubanos tienen mucho apetito!”, expresó el teólogo y escritor, íntimo amigo del fallecido dictador Fidel Castro y de su hermano Raúl, quien ya en otras ocasiones ha defendido que en Cuba no hay desnutrición.

“El Gobierno gasta más de 2.000 millones de dólares al año para importar alimentos, incluso de Brasil, al que le compra, entre otras cosas, arroz y pollo”, señaló.

Asimismo, respaldó la victimización del gobierno cubano sobre las sanciones de Estados Unidos, al asegurar que el “bloqueo” afecta la situación alimentaria de la Isla.

“Se suman a eso las catástrofes climáticas que azotan periódicamente al país, como huracanes, inundaciones y sequías, y el hecho de que Cuba se ve obligada a importar petróleo para producir energía, ya que es pobre en recursos hidráulicos”, añadió.

Betto enalteció la “resistencia” de Cuba y resaltó que sus ciudadanos tienen acceso a todos los alimentos básicos, a pesar de las constantes denuncias sobre la falta de los mismos o la cantidad insuficiente destinada a las familias.

El teólogo también defendió que el país tiene servicios gratuitos de salud y educación, aunque no mencionó la deficiente calidad de los mismos y todas las carencias que enfrentan debido a la falta de recursos y de inversión del gobierno.

“A pesar de esa dramática situación, Cuba resiste. Toda la población, de casi 12 millones de habitantes, tiene acceso a una canasta básica mensual y a los sistemas de Salud y Educación de manera gratuita. No hay personas que vivan en situación de calle ni mendigos”, aseguró.

Betto indicó que el programa de la FAO implica cambiar los hábitos alimentarios de los cubanos, para adaptarlos a lo que produce la Isla y dejar de depender de las importaciones.

Entre estos cambios está el de rebajar el consumo de la harina de trigo, un cereal importado; y aumentar el de la yuca, el maíz y el coco, que si son cultivables en la Isla.

También se propuso cambiar la carne por las leguminosas, como los frijoles y las lentejas, así como por espinaca, soya, maní y aguacates, todos ricos en hierro y proteínas.

Según el religioso brasileño, los resultados de este plan de Gobierno deben verse “en los próximos cuatro o cinco años”.

En 2020 Betto celebró la aprobación del programa SAN, del cual esperaba la reducción de importaciones alimentarias de Cuba.