Ermitaño llega a la civilización por primera vez en 20 años para vacunarse contra el COVID-19

En los tiempos modernos parecería impensable el vivir alejado de la sociedad, lo cierto es que los medios, las redes sociales, y la dependencia que hemos desarrollado por las grandes ciudades, prácticamente han acabado con los ermitaños.

Sin embargo, esto no impidió que en Serbia un hombre se aventurara a vivir por 20 años alejado de la sociedad, literalmente en una cueva, demostrando que aún es posible ese estilo de vida solitario.

Completamente desconectado de los medios de comunicación, el hombre tardó más de un año en siquiera enterarse de la existencia de la pandemia, según relató la agencia AFP.

No obstante, apenas tuvo el más mínimo contacto con la civilización y la actualidad, buscó actualizarse con toda la información posible.

Considerando su estilo de vida, no sería sorpresa que el hombre tuviese una postura negacionista o incluso antivacunas, por ser algo desconocido y por la relativa poca probabilidad que tiene de contagiarse, aislado del mundo.

Sin embargo, contrario a todo esto, Pamra Petrovic se muestra tolerante, generoso, y comprensivo, y sin el menor problema comprendió que el no vacunarse podría representar un peligro para sí mismo y para otros.

Su imagen encaja perfectamente en el estereotipo del ermitaño, con la barba larga, el cabello, incluso el bastón, como un sabio salido de una película o cuento.

Con sus 70 años, 20 de ellos fuera de la civilización, Petrovic no dudó ni un momento en la ciencia, y a diferencia de quienes, teniendo toda la información, literalmente, en la palma de la mano con teléfonos y computadoras, deciden no seguir las indicaciones de expertos, él acató todas las medidas de seguridad contra el COVID-19.

Habiendo logrado la autosuficiencia casi absoluta, produce casi todo lo necesario para su alimentación y la de su cerda salvaje, que ha adoptado como acompañante.

Los vecinos aseguran que no fue difícil hacerle entender la importancia de ser vacunado, esto lo ha convertido en un verdadero ejemplo en esta crisis.

Estando consciente de la gravedad de la situación actual, Petrovic quiso explicar y compartir su visión.

“Yo no era libre en la ciudad. Siempre hay alguien en tu camino, se discute con la esposa, los vecinos o la policía” explicó y aclaró que vivir solo no significa que las personas del mundo no le importen o que quiere interferir con su bienestar.

“El virus va a llegar a mi cueva, ha llegado a todos lados y es algo inevitable. Quiero recibir las tres dosis, incluida la adicional, llamo a todos los ciudadanos a vacunarse, cada uno de ellos”, expresó.

El hombre se ha convertido en un ejemplo a nivel mundial, no solo por su raciocinio al confiar enteramente en la ciencia y los médicos, sino por su amplia conciencia social, al considerar que no solo se protege a él mismo, sino a quienes lo rodean.

Si bien la vacuna contra el COVID-19 proporciona cierta protección extra al portador, es necesario que la mayor cantidad de gente posible se vacune, pues los individuos no vacunados son caldos de cultivo para nuevas cepas y permiten que el virus siga viajando, convirtiéndose en un riesgo biológico para la sociedad.