Esposa de preso político del 11J denuncia amenazas de la Seguridad del Estado

La esposa de uno de los presos políticos del 11 de julio, denunció las dificultades que han enfrentado ella y sus dos hijos, pues además de tenerlo encerrado injustamente, las autoridades le han obstaculizado las visitas.

En entrevista con CubaNet, Sayli Núñez relató cómo fue la primera visita que le realizó a su marido, Maikel Puig Bergolla, quien se manifestó el pasado 11 de julio en su municipio, Güines, provincia de Mayabeque.

La mujer explicó al medio que este miércoles 9 de marzo estaba programada la primera visita a Bergolla, en la prisión de Quivicán.

El primer inconveniente fue que le comunicaron que solo podría entrar uno de sus hijos. La niña, por ser la mayor, accedió a que su hermanito fuera el primero en ver a su papá.

Pero la visita, que Núñez imaginaba más amena, fue un encuentro triste y tenso, bajo la vigilancia extrema de las autoridades, y con el niño sin asimilar a su papá preso.

“El encuentro estuvo súper tenso, pensé que íbamos a conversar y dialogar un poco más y que el niño iba a pasar un buen rato. Pero todas las alegrías se convirtieron en tristeza. Desde que ellos dos se encontraron apenas pudieron hablar, estuvieron casi toda la visita abrazados, llorando”, explicó la madre.

Núñez aseguró que Maikel en una ocasión “fue incluso fuerte con el niño y le dijo: no te puedo decir mentiras, no te puedo decir que esto va a acabar mañana, tienes que ser fuerte”.

Saily afirmó que su pareja no se encuentra bien, pues solo está pensando en sus hijos, y porque ha sido torturado psicológicamente en la prisión.

Por su parte, ella ha sido amenazada por la Seguridad del Estado por denunciar lo que ocurre con su esposo, algo que hace por desesperación, pero también por necesidad.

“Mucha gente me dice que todo esto es por gusto, pero para mí por gusto es quedarme con los brazos cruzados y no seguir intentándolo”, expresó.

Por ello afirma que no puede rendirse, por su familia y por ella misma.

“Tal vez mi lucha será en vano y será larga, pero debo continuar porque quedarme de brazos cruzados no es una opción”, sentenció.

Como ha ocurrido con la gran mayoría de los detenidos del 11J, Sayli denunció que su juicio estuvo “amañado”, que lo sentenciaron sin una sola prueba que lo incriminara, y que, pese a su buena defensa, se le encontró culpable.

“Lo pusieron en el expediente de Fiscalía Militar, que era el que más peso iba a tener, y que correspondía a los actos vandálicos de la tienda, pero finalmente lo acusaron de agredir las patrullas. Él no había hecho ni una cosa ni la otra, pero había que juzgarlo por algo”, concluyó.