Gobierno de Cuba hace campaña por el Sí en el transporte público

Con la totalidad de los medios de comunicación en Cuba laborando bajo sus órdenes, cualquiera pensaría que el Gobierno de Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro tiene asegurada la victoria en las votaciones para aprobar el referendo constitucional el próximo 24 de febrero.

Aunque sea ese -de hecho- el pronóstico más acertado, no es menos cierto que el descontento popular, ahora más acentuado tras el paso del tornado en La Habana, incomoda y siembra la desconfianza en los más altos niveles de la esfera gubernamental cubana.

Si bien la nueva propuesta de Carta Magna ha modificado muy poco o nada la esencia del régimen totalitario que cumplió seis décadas el mes pasado, el Partido Comunista de Cuba se empeña en lanzar el documento como una versión mejorada y un legítimo estandarte de la democracia.

Y en este escenario, al Gobierno no le ha bastado con monopolizar los medios tradicionales de comunicación masiva (la radio, la televisión y la prensa escrita), ni con silenciar bajo amenazas y actos violentos las voces disidentes, sino que ha acudido a otras alternativas como el uso de espacios públicos en las calles y el transporte urbano.

Son estos espacios, pagados con el bolsillo de las mismas personas que deberán votar a libre albedrío lo que considere mejor para el país, los que hoy fuerzan la idea del “Yo voto Sí” entre los habitantes de la Isla.

Son muchas las denuncias hechas a través de las redes sociales que dan fe de lo que es, a todas luces, una estrategia burda de manipulación y -sobre todo- una prueba irrefutable de que por primera vez en años la cúpula militar que maneja los hilos de la nación siente que el poder se le escapa de las manos.

Las etiquetas del Yo Voto Sí ya comenzaron a aparecer en los ómnibus y otros vehículos del transporte público, así como en paredes de centros estatales y espacios comunes. Antes de eso, el mismo eslogan fue divulgado en una caricatura de Elpidio Valdés (hecho que repudió su autor) y, poco después del tornado, se podía apreciar en las vestimentas que usaban los “voluntarios” enviados por las organizaciones comunistas a las zonas del desastre.

Esto último levantó indignación en las redes sociales, pues el Estado no solo aprovechó un momento de desgracia para hacer campaña política, sino que prefirió invertir presupuestos para la impresión de estos pulóvers y pegatinas, en vez de entregar de forma gratuita alimentos u materiales de construcción a los damnificados.

La promoción del “No” en la Isla es impensable. Recientemente, organizaciones de la disidencia que velan por los derechos humanos contabilizaron unas 144 detenciones por motivos políticos durante el mes de enero en la Isla, muchas de ellas vinculadas a la oposición al referendo.

Afortunadamente, quedan las plataformas virtuales para dar voz a los que no la tienen dentro de un sistema totalitario. Es gracias a las redes sociales que muchos cubanos dentro y fuera de la Isla (estos últimos sin posibilidad de votar) han podido mostrar su descontento e impulsar campañas como “Yo Voto No” y “Ni1+”, por ni un año más de dictadura.