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Habla el migrante cubano que perdió a su esposa e hijo en el Río Bravo
“Empezamos a resbalarnos, quisimos virar para atrás y ya era demasiado tarde”
Tras la muerte de su esposa e hijo de cuatro años en el río Bravo, el migrante cubano Guillermo Alan Matos reveló que él y su familia se habían encaminado hacia Estados Unidos en búsqueda de atención médica para el menor.
El indocumentado relató a Javier Díaz, periodista de Univisión, que residía con su familia en Uruguay, donde hace un año le detectaron dos tumores en la cabeza al niño que respondía al nombre de Ismael.
Como no tenían los recursos para la atención médica del pequeño, Alan Matos y su esposa Alexa Nadine, de nacionalidad uruguaya, decidieron migrar hacia el norte para tratar de salvar la vida del niño.
El cubano comentó que el día del cruce estaba bajo el nivel del agua en el río, al grado de que podían atravesarlo a pie. El trayecto iba bien hasta que empezó a aumentar la corriente y de pronto perdieron el equilibrio.
“Empezamos a resbalarnos, quisimos virar para atrás y ya era demasiado tarde porque teníamos la corriente en contra”, manifestó Matos en una entrevista vía telefónica.
La corriente se llevó a Nadine y al niño, mientras que el antillano pudo regresar al lado mexicano. Agentes migratorios lo encontraron devastado en un parque y al contarles la tragedia comenzó la búsqueda de los cuerpos.
Integrantes del grupo de Rescate Beta y policías locales de Ciudad Acuña solo hallaron el cadáver de Ismael.
“Lo único que quiero es encontrar el cuerpo de mi esposa para poder darle el destino que lleva”, explicó el migrante, quien fue movilizado a instalaciones del Instituto Nacional de Migración para que recibiera la ayuda requerida por la pérdida de su familia.
Berta Alan Rodríguez, tía de Guillermo residente en Estados Unidos, comentó al citado medio que pidió ayuda a congresistas para que le otorguen una visa humanitaria a su sobrino.
“Necesitamos que nos ayuden para ver si le pueden dar una visa humanitaria a mi sobrino, que está devastado y solo. Yo tengo miedo de que quiera matarse porque se ha quedado sin su familia”, agregó la tía.
Nadine e Ismael son parte de los 18 migrantes que han perdido la vida en la citada frontera natural, que actualmente es más peligrosa de lo normal porque se liberó hacia su cauce el agua que estaba contenida en la presa Amistad.
Al momento de cruzar, los migrantes también corren el riesgo de sufrir repentinos síntomas de hipotermia por la baja temperatura en el cuerpo de agua.